El bonito título responde a una leyenda de origen persa. Cuenta que una piedra mágica sirve para decirle todos los secretos y los va absorbiendo hasta que al romperse, libera al confidente.
Esta película, dura en su planteamiento: una mujer musulmana abandonada en una ciudad en guerra, con un marido vegetal (y es su piedra de la paciencia) y dos hijas pequeñas; se va transformando de una denuncia del aislamiento y el sometimiento que sufren las mujeres por culpa de la religión y las costumbres, a una película sensual al conocerse los secretos que guarda la esposa y la manera de contarlos, y descubrir a su única aliada, su tía, que ha escapado al sometimiento por la discutible vía de la prostitución.
La actriz Golshifteh Farahami lleva todo el peso de la narración, y en algunas tomas, en algunos planos, en muchos, está bellísima.
La forma de hacer la película, con encuadres preciosistas, composiciones casi pictóricas, encadenamientos de secuencias a través de lo que se dice, pero con planos diferentes, te podría hacer pensar que el director, que también es el autor de la novela del mismo título, con la que ganó el Goncourt en el año 2008, es un principiante en lo cinematográfico, pero no es así. Será un estilo marca de la casa, que a mi me parece que a veces no le va bien a lo que se cuenta.