sábado, 23 de febrero de 2013

Searching for sugar man. Dir. Malik Bendjelloul

La factura de este documental fue casi tan rocambolesca como la historia de este músico, Sixto Rodríguez. Las dos muestran el esfuerzo por plasmar una idea, seguir un proyecto y ver un final.
Un músico norteamericano, de origen mexicano, criado en los barrios obreros de Detroit, actúa en garitos apartados, llenos de ruido y humo. Tiene buena voz, cálida y grave, y buenas historias que contar, críticas, poéticas y punto etéreas. Lo localizan unos productores y se inicia el camino hacia el éxito. Todo lo tenía a su favor, tal vez fallaban algunas cosas: su apellido, todavía lo hispano era una rareza, su propio aspecto de indio mexica, y el contenido político de sus letras, pero nada era insuperable, en teoría, en la práctica, sí. EE. UU. y el mundo occidental ignoraron sus dos elepés, pero, por una carambola impredecible, en Sudáfrica se convirtió en un fenómeno, todo la población blanca antiapartheid conocía sus canciones. Un periodista musical indaga e indaga y cuando cree que todo está perdido, que las historias sobre su suicidio son ciertas, se descubre una realidad humana maravillosa.
Este documental nos cuenta esta increíble historia. Al director le ha costado un mundo terminarla, cinco años, porque no encontraba financiación, pero su esfuerzo ha tenido la recompensa de sacarnos de la noche a un ser curioso, raro y ajeno a los usos del enriquecimiento por encima de todo, y eso que vivió la gloria, la mayor, la de ser un ídolo admirado y amado cuando ya se había olvidado de él todo el mundo, pero no en Sudáfrica. Documental muy recomendable, desde luego.
Lo que opina Ana:
Llegué al cine sin saber lo que iba a ver y salí de la sala emocionada como hacía tiempo que no lo estaba, acababa de ver una historia increíble que además era real, uno de los cuentos más deslumbrantes que me habían contado nunca. Dicen que la realidad supera a la ficción y en esta ocasión es completamete cierto.
Es un documental que se va enriqueciendo con cada nueva escena. Cuenta una historia que parece imposible y lo hace impecablemente, con un ritmo perfecto y una estética cautivadora, da voz a muchos para podernos contar la historia, sentirla real y consigue emocionarte hasta el llanto, combinándolo con el estallido de una enorme alegría; perfila a los personajes con un trazo claro; tiene una extraordinaria capacidad de síntesis, nos cuenta en dos brochazos la evolución política en Sudáfrica, indispensable para comprender la otra historia, la del musico, la de ese artista elegante en cuerpo y alma, llamado Rodríguez.
Da vida a los espacios, Detroit aparece en escena en medio de una tormenta nocturna, una imagen poderosísima para adentrarnos en una ciudad muy dura, para viajar a sus barrios marginales, esenciales también en esta historia.
Y lo que parece va a ser una historia triste e incompleta, de desgarro y añoranza por lo que no pudo ser, se llena de luz para transformarse en un espacio de esperanza.
Confío en que esta noche en que escribo sobre ella, gane en Los Ángeles un merecido óscar al mejor documental, ¡qué buen broche sería, qué oportuno happy end!
P.D. ...Y colorín colorado, ese óscar lo ha ganado...

No. Dir. Pablo Larraín

Leyendo en la hoja informativa que reparten en los Golem las declaraciones del director, no sé si ha conseguido lo que pretendía. Él reconoce que tenía que ser honesto con la historia: verano austral de 1988, Pinochet pierde el plebiscito sobre su continuidad en el poder durante 8 años más. Se inicia el cambio político. Es uno de los sucesos claves de la reciente historia de Chile, en palabras del propio Pablo Larraín. La victoria del "No" se consigue de forma totalmente inesperada, olvidando la represión de la dictadura, o si no olvidándola, tapándola en sus extremos más traumáticos: muertes, desaparecidos, amenazas, palizas. Hay que dejar la campaña en manos de un publicitario, Gael García Bernal, que quiere que el país mire al futuro de forma desenfadada, alegre, divertida, un poco infantil. Después de la victoria, la vida de la agencia de publicidad sigue, hay que vender los productos que llegan a ella, sean microondas o series de televisión.
¿Qué sensación prevalece? Pues la de la gesta de desplazar, no de acabar con él, a un dictador; pero, sin embargo, para el director es que a partir de ese momento comienza el Chile actual "...un país que tiene un Estado muy pequeño y las empresas muy grandes, donde la educación de calidad es cara, donde la salud es cara". Pues entonces ha fracasado, porque no llegas a esas conclusiones.
La película es interesante, tiene un guión bien estructurado, basado en una obra de Skármeta, tal vez un poco repetitivo, y con un sonido y una imagen deficientes a propósito, porque el director rueda en formato Umatic, que reproduce una vieja textura de imagen videográfica (Jordi Costa). Incluso no le importa abusar de los primeros planos y no elimina reflejos molestos.
Lo que opina Ana:
El director, Pedro Larraín, decide usar una estética de super 8, utilizando unas tomas y sonido que pretenden acercarnos a los años de los que se habla como si se tratara de un documental compuesto por imágenes sacadas de archivo, combinadas con el relato de la historia que constituye el tiempo presente de la película. Así, la primera impresión que provoca en el espectador es la de cercanía, sientes como si fueras a ver una historia familiar, de gente común, nada épica, nada enmarcada en el mundo de la ficción. En este sentido consigue su propósito aunque, a cambio, sacrifique la calidad de la imagen y del sonido.
Se cuenta un hecho histórico que gira en torno a la campaña gubernamental que pidió el sí en el referéndum convocado con la intención de perpetuar a Pinochet en el poder y frente a ella, se centra en el trabajo realizado por la coalición antigubernamental que va a orquestar la campaña del no, abriendo la puerta a la caída de la dictadura.
Le falta garra, capacidad para emocionar, el personaje protagonista en manos de Gael García Bernal, parece distante y no nos contagia la emoción que, sin duda, tuvo que estar presente con gran fuerza durante esa campaña.

Bestias del sur salvaje. Dir Benh Zeitlin

Película premiada en Sundance y en Cannes, se ha colado en la carrera de los Oscar con varias nominaciones, entre ellas a la mejor actriz, la niña Hushpuppy (Quvenzhané Wallis), la más joven nominada hasta ahora. Javier Ocaña escribe en su crónica que se trata de una película "inclasificable, imperfecta y procaz". Aspectos tan generales no dicen mucho. Yago García se preguntaba si nos habían vendido la moto, y afirma que la militancia afroamericana se había cebado contra ella.
La historia es curiosa y extraña. Unos vagabundos semialcoholizados viven, como dice la película, en un estado semisalvaje, fuera de toda civilización usual, en una zona difícil, las marismas del Mississippi. Cerca pero lejos de la ciudad, su silueta es el símbolo de los horrores de la civilización. Este mundo peculiar es la geografía de seres igual de extravagantes, donde destaca la niña, que realmente mantiene la película, porque como tuviera que hacerlo su padre (panadero de profesión), estaríamos listos. En definitiva, habrá espectadores a los que estas vidas les parezcan una alternativa y su historia sea algo apasionante; yo dejo esto aparte, lo que me parece poco convincente es la forma de contarlo, la narración y su estructura. Endeble y efectista.

domingo, 3 de febrero de 2013

Mapa, de León Siminiani

Ha tenido suerte Siminiani (a ver si de repetir su apellido me sale de un tirón) porque su película (su primer largo) se estrena en los Cines Renoir, se pasa también un día en la Cineteca y ha tenido una crítica a media página en El País, como con los estrenos más importantes. Es cierto que tiene, según dice su historial, un recorrido exitoso con sus cortos (uno ha recibido más de cien premios "Conceptos clave del mundo moderno". Se puede ver en www.margenes.org), pero otros se quedan ahí.
"Mapa" es, como dice su director (Siminiani, otra vez) un diario-película, o al revés. No creo que pueda volver a repetir este experimento, porque ya no sería novedad, a no ser que su vida sea tan apasionante o sepa contarla tan bien, que nos enganche otra vez. No creo que volvamos, ni él querrá exponerse tanto, a seguir sus relaciones amorosas y lo que motivan: búsquedas del yo, yendo y viniendo por el mapa del mundo y de sus sentimientos. De hecho, es la persecución de Luna la que termina poniéndonos un poco impacientes, no avanzamos, giramos sobre el mismo punto, con su cámara, alrededor de su confusión. De todas maneras, el montaje, el guión y el personaje son interesantes. Prefiero la parte de la India porque la aventura se mezcla con los sentimientos, sin aspavientos, sin grandilocuencia, con sentido del humor (me acuerdo en sentido contrario de la última película de Iciar Bollaín). Esperaremos la siguiente entrega, con interés, con curiosidad.
Lo que opina Ana:
Tiene este documental autobiográfico el encanto de las manufacturas, algunos momentos muy logrados de montaje casero realizado con muy pocos recursos, sentido del humor para reírse de lo que haga falta y para poner en solfa cualquier tipo de creencia o pensamiento dogmático. El director, guionista, protagonista sobre todo como voz en off, marca un ritmo ágil y te conduce por donde él quiere, es el dueño del camino, es su camino y nos lo muestra para que lo contemplemos a distancia, haciéndonos a veces guiños de cercanía y otras veces alejándose intencionadamente. Sin embargo, el resultado es desigual, hay altibajos narrativos, momentos de traspiés, compensados por aquellos otros en que atina a narrar con acierto sus sentimientos y dudas.
Da una visión de la India desmitificadora, quien haya estado allí podrá comprender muy bien esa mezcla de sentimientos encontrados y cómo el tiempo va ganando al visitante y acercándolo a los encantos que sin duda existen en el país.

Amor, de Michael Haneke

Está sí que es una película áspera y hermosísima, un prodigio de narración e interpretación, con una absoluta maestría en el montaje y en la graduación de las secuencias de la historia de este matrimonio al final de su vida. Presenta la enfermedad sin contemplaciones, pero sin regodearse en ella, y acompañada de una muestra de amor supremo, la entrega al otro, al que sufre, la dejación de la vida en pos del que lo necesita, sin envolverlo en un barniz religioso, sino humano. En esa prueba suprema, Haneke deja bien claro que el matrimonio está solo, los hijos, en este caso la hija, vive otra vida, su propia vida, y su preocupación no llega más que para eso, para hacerla oír, pero nada más, la verdadera prueba la tienen que pasar estos dos personajes, tremendos Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva. El final, antes de aparecer la hija en la casa vacía, es un canto a la imaginación, queda abierto, y es todo lo romántico que puede ser, aunque la pareja joven que había delante, ella sobre todo, le pareciera lo contrario. No habían entendido nada.
Lo que opina Ana:
Haneke convenció a Trintignant para que abandonara su retiro y le hizo volver a ponerse a trabajar en una durísima película dedicada a la inexorable llegada de la muerte, representando una última dedicatoria de amor entre una pareja de ancianos cultos, de buena posición económica que, inesperadamente, un día se ven sorprendidos por el aliento de la muerte soplando a sus puertas. Se avecina el fin para uno de ellos, es a ella a quien vienen a buscar y el otro se compromete a acompañarla, garantizándole toda la dignidad de que sea capaz, guareciéndola en la que ha sido su casa, escapando de miradas extrañas y de tratos vejatorios. Prácticamente son ellos dos los únicos protagonistas, es su mundo el que se cuenta, viven encerrados entre los muros de su hogar, acompañados por todo lo que ha constituido su vida, libros, música, cuadros, álbumes familiares, sus objetos también son ancianos, cargan con el peso de muchos años de experiencia, todo huele a antiguo, a tiempos silenciosos, a pasos arrastrados, la luz que entra por las ventanas plomadas no calienta, los que llegan de fuera son extraños al pacto que esta pareja ha sellado hasta la muerte. Los porteros españoles en esta finca parisina de clase media alta, admiran la entereza del anciano, quizás sean los más próximos a entender el drama que se vive intramuros de la casa; las enfermeras accidentales resultan frías y despiadadas; la hija está ausente, no ve ni entiende; de cuando en cuando se adentra una paloma, otra invasora diferente, el antiguo alumno de piano, ahora aclamado concertista siente una gran pena, pero todos quedan al margen del nudo que impide separar a estos dos ancianos. El final queda abierto, pero claro, yo opino que el Sena podría ser una buena vía de escape.
La interpretación es perfecta, tanto Trintignant como Emmanuele Riva dan vida a este matrimonio haciendo que te creas cada uno de sus gestos, están impecables y conmovedores.

il villagio de cartone. Dir. Ermanno Olmi

La filmografía de Ermanno Olmi incluye películas como "Cien Clavos"(2007) (la última que he visto antes de esta) y el "Árbol de los Zuecos" (1978), entre otras. Es un director especial, que en "Il Villagio di Cartone" quiere transmitir un mensaje de crítica contra Europa (contra el mundo rico), que cierra sus puertas a la inmigración y persigue a los inmigrantes. Esto ambientado en una iglesia, que va a ser, parece, desalojada y cerrada y, tal vez, demolida. Allí está un viejo cura (el francés Michael Lonsdale, el mismo que en "De dioses y hombres" era un monje), que no entiende nada y se resiste a perder su iglesia y a abandonar a los inmigrantes. Lo que falla es la forma de contarlo: la iglesia no se cae, es un edificio de diseño; los inmigrantes parecen modelos, bellezas femeninas, hombres elegantes y a la última moda. No cuadra nada. La puesta en escena es teatral, es teatro filmado. En definitiva, el comentario de Jordi Costa sobre la película: "áspera, extraña y hermosísima", me llevó a algo en lo que el mensaje y la forma no concuerdan; el efecto que quiere provocar la denuncia cae en el vacío por un problema de esteticismo artificial y de torpeza argumental.
El nuevo cine donde la proyectaban Artistic Metropol, en la calle Cigarreras, tampoco me gustó, está mal diseñado: las butacas del fondo están más bajas que las siguientes y ver bien es un milagro.
Lo que opina Ana:
Habíamos leído que se trataba de una película hermosísima, cargada de espiritualidad. A mí me pareció rancia, teatral, fallida; tenía la sensación de estar en los ensayos de una obra de aficionados en la que desfilaban por el escenario, personajes en busca de autor recitando monólogos.