jueves, 1 de diciembre de 2011

Un dios salvaje. Dir. Roman Polanski


El debate se plantea en si es una película menor en la filmografía de Polanski (On Madrid) o es "formidable" (Carlos Boyero) y merece 4 estrellas (Metrópolis). El punto de partida es prometedor, una obra de teatro de gran éxito de una autora consagrada y cuatro actores de primera; pero con todo, los riesgos eran grandes: malgastar este potencial, y hay que decir que Polanski no lo dilapida. Dicen que la película tiene un punto cómico más marcado y es más ágil que la obra teatral. Es cierto que tiene un metraje corto, 80 minutos, pero son suficientes para dar la vuelta al calcetín de las apariencias y desatar las frustraciones personales y familiares. Los personajes responden todos a un cliclé, a un modelo, sin embargo actúan dinámicamente, sin estar anquilosados. En esto tiene mucho que ver el guión, y otro elemento puramente cinematográfico: la cámara. Y en este campo, Polanski es un maestro; habría que fijarse en los planos como indicadores de las situaciones que se viven y cada uno de ellos está presentando un ambiente y una tensión diferente. Sea o no una gran obra, merece la pena.

Lo que opina Ana:
Siempre es difícil adaptar una obra de teatro al cine, la carga dramática, los espacios cerrados, la fuerza de la palabra y de los caracteres constriñen las formas expresivas propias del cine; todo esto aparece en la última película de Polanski que, aún así, está filmada con acierto, la cámara se mueve sin molestar y consigue abrir un espacio tan cerrado, dándole más plasticidad. Cuenta con un cuarteto de intérpretes que bordan sus papeles.