viernes, 27 de mayo de 2011

Cave of Forgottem Dreams. Dir. Werner Herzog


No es una película comercializada todavía, pero creo que lo será. Fue la estrella de Documenta Madrid 2011. La vi dos veces, en los dos pases que había durante el festival, en las dos la sala estaba llena y era la más grande del cine Palafox.
Herzog es consciente de haber recibido un privilegio al permitirle meter las cámaras en ese santuario, cerrado a cualquier veleidad turística o política (me imagino esto mismo en nuestro estado de las autonomías). Es un lugar de estudio en manos de los científicos. Francia como ejemplo.
La visita a la cueva es emocionante. Herzog la dirige bien y con ritmo. Las intervenciones de los especialistas son todas interesantes (la que más me gustó fue la de la conservadora jefe). Puede que le falte una interpretación artística más profunda y detallada, pero donde discrepo claramente es en el final, presentándonos a unos cocodrilos albinos, criados en las aguas calientes de la central nuclear próxima. Sencillamente no entiendo lo que quiere decir. Es un asunto menor, comparado con el vértigo que hemos sentido antes. El verla en 3D incrementa el realismo y la sensación de magia al mismo tiempo. Se convertirá en un clásico.
Lo que opina Ana:
Herzog consigue hacerte sentir partícipe de su equipo, te lleva al interior de esta cueva como si fueras uno más de los pocos privilegiados a los que se les ha franqueado el acceso. Recordaba la fuerza de la naturaleza en Ardèche, sus paisajes de profundas gargantas y bosques frondosos que tanto nos impresionaron y ahora podía sumar a las maravillas de esta región el tener una cueva mucho más impresionante que la de Alí Babá, en la que durante más de 35000 años se había guardado un increíble tesoro, preservándolo, manteniendo intacta su frágil atmósfera encerrada y solitaria. donde se apagaron las miradas después de haber sido un lugar de culto y encuentro, de convivencia mística entre animales y humanos.
Salí del cine emocionada y agradecida, consciente de haber viajado aun lugar único y prohibido, para poder así preservarlo.