
Como bien dice Ana, estamos ante una tragedia clásica llevada a la época moderna, solo así puedes aceptar los designios del destino, un destino caprichoso y cruel. La película parte de un obra de teatro, pero no está lastrada por ella; es cine y tiene el lenguaje y las herramientas del cine.
La actriz que vive y sufre la tragedia tiene un peso tremendo en la trama, en ella descansa el papel de mantener la tensión constante, el drama interior permanente, el desgarro, que a veces no se expresa con palabras, sino con silencios y caras desencajadas de dolor e incomprensión. Esta actriz se llama Lubna Azabal. A su lado los demas parecen de otro mundo; ellos no han vivido las terribles experiencias que han marcado su vida. Estamos en el mundo islámico, donde confluyen odios religiosos, estigmas de mujer y venganzas sin compasión. Esta mujer vive todo esto, y son sus hijos los que tienen que llevar la paz al espíritu de la madre y perdonar y redimir a su verdugo. Complicado mensaje.
Lo que opina Ana:
Asistes, llevada de la mano del director y de los actores, a una auténtica tragedia griega ambientada en la convulsa actualidad del Oriente Medio, seguramente en la del Líbano sin que nadie lo nombre expresamente. Todo está bien medido, la historia se va contando de manera convincente usando contínuos saltos entre el pasado y el presente. No importa que no haya un análisis más pormenorizado de la conflictiva realidad política y social que genera la tragedia, el drama avanza inexorablemente, guiado por un destino fatal que se impone de manera demoledora y te deja sin aliento, aunque acabe triunfando el amor sobre el mal.
Lo que opina Ana:
Asistes, llevada de la mano del director y de los actores, a una auténtica tragedia griega ambientada en la convulsa actualidad del Oriente Medio, seguramente en la del Líbano sin que nadie lo nombre expresamente. Todo está bien medido, la historia se va contando de manera convincente usando contínuos saltos entre el pasado y el presente. No importa que no haya un análisis más pormenorizado de la conflictiva realidad política y social que genera la tragedia, el drama avanza inexorablemente, guiado por un destino fatal que se impone de manera demoledora y te deja sin aliento, aunque acabe triunfando el amor sobre el mal.