
Creo que fue la Cope la que la alababa con calor, y en el Mundo escribían que era la mejor película española del añó. Pero no voy a hablar de política, pretendo hacerlo de cine. Claro, es una película comprometida, desde luego, y sin duda está ahí lo que cuenta, no se lo inventa. Eso pasa ahora, y todavía más sórdido porque muchas víctimas no tienen los recursos ni económicos ni intelectuales de este profesor del País Vasco. El último asesinato, un cajero de una autopista, lo demuestra.
La película comienza bien, con fuerza, sin florituras, directo al grano. Lo que pasa es que, aunque haya habido un caso parecido en la realidad, el accidente de este grupo de terroristas y la amnesia posterior de uno de ellos ya fuerza mucho la historia. Pero bueno, seguimos. Aparece Jaenada, Josu Jon, en Andalucía, convaleciente, medio moribundo. ¿Cómo ha ido a parar allí?. Seguimos. Las monjas, la señal de la cruz, tú eres un buen cristiano, tú no puedes matar. ¿Era necesario? ¿Es que después sirve para entroncar con la etapa de monaguillo de un cura nacionalista? La amnesia deja a Josu Jon cara y gestos continuos de estreñido, pero seguimos. Ya está en el País Vasco, un poco descolocado. Tiene un sueño, a un lado de los pies de la cama está la etarra, al otro una víctima. Yo creo que ahí se les va la pinza, definitivamente. A los guionistas y al director, que es uno de ellos. ¿Por qué hacerlo tan difícil, tan rebuscado? Si sabe organizar pasajes estupendos como los de la sociedad gastronómica, donde queda reflejado el nivel de vida altísimo de esta sociedad y al mismo tiempo su enfermedad mortal, porque creen que no mencionándola no existe (qué personaje el de Iñaqui Miramón, Imanol). Ahora bien, lo de la playa, ese revolcón puritano y vigilado, y lo del paseo por San Sebastián el día grande de la Tamborrada, a pecho ( a espalda) descubierto no hacen más que confirmar tus temores. No, aunque no esté bien dicirlo, no parece que sea una buena película.
La música es de Ángel Iñarramendi. Por ella me quedé hasta que acabaron los títulos de crédito.
Lo que opina Ana:
Comienza bien pero enseguida lo estropea. El guión hace aguas, muchas escenas chirrían, no consigue conmover. Pierde el tono y con ello su fuerza. Sólo es válida su denuncia, pero no cómo la cuenta. Los actores no son capaces de hacerse creíbles, Vanessa Incontrada sólo tiene presencia, le faltan oficio y cualidades dramáticas. José Coronado, espléndido en otros papeles, está aquí como perdido... y es que falla la estructura narrativa. ¡Qué escena más burda la del paseo de la pareja por la playa con los dos guardaespaldas! Lo más logrado, el ambiente de la sociedad gastronómica y la caracterización de los jóvenes etarras, ellos sí que consiguen hacerte sentir el miedo.