
Cuando se hicieron las críticas al palmarés de San Sebastián, se deslizó la opinión de que La Concha de Oro que obtuvo esta película se debía en parte al deseo de Paul Auster, que presidía el jurado y era o había sido colega de dirección y de guión de Wayne Wang en Smoke y Blue in the face. De lo que yo he visto de ese festival, sólo Promesas del Este, que no se llevó nada, puede disputarle el galardón.
La contención sentimental de esta hija y padre chinos llega a extremos gélidos, y sin embargo, el calor interior, el drama, la angustia, la tristeza, la soledad, sobre todo la soledad, se palpan. Cuando se encuentran después de un largo periodo de no verse, no se tocan, no se besan. Se hablan en un lenguaje regulado, superficial. Sus vidas se han separado hace mucho tiempo y ahora no es posible juntarlas. El respeto milenario de la hija hacia el padre se traduce en incomunicación. Es el padre el que quiere recuperar a su hija, y ésta le dice que ha tenido que aprender una nueva lengua, el inglés, para poder expresar sus sentimientos, porque en su lengua materna estaba prohibido.
Después viene la explosión, pero a pesar de ser profundísima, está controlada, apenas dura un minuto; la hija acusa al padre de vivir de mentiras, como ingeniero, como padre y como esposo. El padre deja pasar una noche y por la mañana, en un monólogo dirigido a su hija le explica, con una pared de por medio, el drama de su vida, y pese a ello sigue siendo un fiel comunista, y un ingeniero, y así se despide de nosotros, señalando hacia el cielo con las manos los cohetes que soñó enviar al espacio. Triste y contenida.
Lo que opina Ana:
Tristísima película que nos habla de la soledad, del desencuentro familiar, de una educación castradora de afectos que acaba pasando factura. Una hija única que lleva viviendo años en EEUU, recoge en el aeropuerto a su padre viudo, que viene desde China a visitarla y a servirle de ayuda tras su reciente divorcio. No hay comunicación, es como si un hielo cortante los separara. Se mantienen las formas, las ceremonias, pero el abismo crece y ambos acaban comprendiendo que no pueden estar juntos; su reencuentro ha despertado muchos fantasmas del pasado que parecían olvidados.
Historia intimista que enseguida te adentra en su mundo, participas como uno más, te gustaría charlar con el padre, con esa amiga iraní que ha hecho en sus días solitarios en el parque y con la que se comunica, en gran parte, por señas del alma. Deseas que esos personajes consigan un poco de felicidad cuando las luces que les han dado vida se apaguen y se acabe la función.