
Irán parece un semillero de mujeres cineastas. Marjane Satrapi denunció en Persépolis la difícil vida de las personas que quieren vivir en libertad en Irán, y Hana Makhmalbaf se ha ido a Afganistán a enseñarnos lo complicado que puede resultar para una niña aprender a leer. A mi lo que más me impresiona es que la directora sea una chica de 18 años (o 19 según algunos periódicos). Demuestra que su ciclo biológico y mental es diferente al de la mayoría de los jóvenes. Muy pocos se plantearían hacer esta película, y bastantes menos sabrían cómo hacerla. Esto es lo primero que yo diría si se la tuviera que presentar a un grupo de alumnos.
La película la sostiene una niña de seis años, tozuda y encantadora, valiente y decidida. Sólo por haber conseguido dar cuerpo a este personaje (Baktay), ya merece estar la película en nuestra memoria colectiva.
Como la trama es muy simple: conseguir ir a la escuela, las vicisitudes que se lo impiden, constituyen el tiempo que dura: 81 minutos. El principal defecto no es, como nos cuenta Carlos Boyero, que la directoria no haya hecho caso al consejo de Hitchcock de no hacer películas con niños, sino que las historias se prolongan demasiado, se estiran mucho: la de la niña en el mercado vendiendo los huevos, y sobre todo el juego macabro de los niños guerreros. Ya es largo la primera vez que aparecen y se hacen dueños de la niña y de la película; cuando vuelven a escena al final haces la mueca de lo repetitivo. Sin embargo, hay que decir que en esos niños está el mensaje de la película, que lo tiene y llama la atención que nos lo tenga que mostrar una chica de 18 años (o 19). Aunque estoy seguro que muchos alumnos de secundaria hoy no se enterarían de lo que pasa o de por qué pasa. Habrá que hacer la prueba.
La opinión de Ana.
Llena de buenas intenciones, excesivamente pueril en sus denuncias, salvada por la fuerza de la bien escogida niña protagonista, que llena la pantalla con sus ojos y sus sonrisas. Hay muchos tiempos muertos y excesos argumentales. Si no viniera de donde viene y si no fuera quien es su directora, habría pasado desapercibida.