La cuidada fotografía en blanco y
negro, con planos compuestos con esmero encerrando a los personajes en espacios
delimitados con líneas arquitectónicas que crean composiciones matemáticas,
con perspectivas a la fuga, me llevó en un principio a recrear
el universo de la extraordinaria
película polaca “Ida”, pero es difícil alcanzar tanta maestría y
“Paraíso” no lo hace. A través de tres personajes y jugando con los tiempos,
saltando del presente al pasado y
creando un espacio atemporal como refugio de los narradores, nos lleva a los
horrores del nazismo en plena II Guerra Mundial; un funcionario francés colaboracionista,
una aristócrata rusa de la resistencia y un alto mando de las SS, personaje
atípico entre esas tropas vandálicas por su refinada extracción nobiliaria,
aunque defensor a ultranza de la lucha por conseguir la implantación del
paraíso nazi . Se recrea ese paraíso en unos de los campos de concentración que
persiguen la pureza de la raza aria. Se hace larga, le sobra metraje. Con media
hora menos la película habría ganado mucho.
Emilio: en blanco y negro, no muy contrastado, esta película cuenta tres historias relacionadas con el Holocausto. Las tres se tocan en algún momento a través del personaje femenino. El punto de partida y de llegada es curioso. la confesión de los protagonistas ante un juez o un tribunal celestial (no tiene ningún carácter religioso la película). En sus confesiones falta el arrepentimiento por haber permitido y provocado la muerte de seres inocentes. Sólo la víctima, la mujer, tiene un último rasgo de humanidad absoluta. La pega es que alguna de estas vivencias se alarga mucho y no hacía falta esa insistencia en lo cerrado y opaco de unas vidas condenadas. Los rusos son concienzudos en sus alegatos.