Alberto Rodríguez es un director con unas dotes impresionantes. Sabe construir historias poderosas, manejar grandes equipos, ambientar en exteriores en localizaciones dispares, componer personajes complejos. En esta película hay dos asuntos a considerar, uno en cuanto al modelo narrativo y el otro en cuanto al personaje principal. Alberto Rodríguez elige que uno de los actores sea el narrador, el que cuenta la historia, el testigo ("el piloto", José Coronado). Con esta decisión la película tiene una estructura doble, como si fuera un documental, un reportaje y dramatizando otra parte. Hay que decir que el engranaje está bien hecho, muestra de ello es que las dos horas que dura se pasan rápido.
Eduard Fernández hace un Paesa memorable. Ahora bien, ¿qué imagen queda al final? Pues casi como el de una víctima que en las cloacas del Estado, esta vez le toca ganar. Peor, por patético, queda Roldán, igual que por soberbio, Belloch. ¿Eso está bien? ¿Debemos convertir ahora a Paesa en un personaje a reivindicar? Éste es el otro asunto al que me refería al principio.
Película recomendable, desde luego.
Lo que opina Ana:
Una impresionantte actuación de Eduard Fernández, sólo por verlo vale la pena haber filmado esta gran película.
Se trata de un film con presupuesto, hay muchas y caras tomas de exteriores que dan veracidad a una historia que quizás para alguien que desconozca el caso y la figura de Paesa, pueda resultar un tanto confusa. Los que sí sabemos de qué se nos está hablando, podemos reconocer la dimensión de los entresijos de la política escondida, la que recurre a figuras pardas para que hagan los trabajos sucios. Para aquellos que desconozcan a los personajes, Alberto Rodríguez consigue contarles una historia de espías y corruptos con gran elegancia y un ritmo que no decae en ningún momento.
Lo que opina Ana:
Una impresionantte actuación de Eduard Fernández, sólo por verlo vale la pena haber filmado esta gran película.
Se trata de un film con presupuesto, hay muchas y caras tomas de exteriores que dan veracidad a una historia que quizás para alguien que desconozca el caso y la figura de Paesa, pueda resultar un tanto confusa. Los que sí sabemos de qué se nos está hablando, podemos reconocer la dimensión de los entresijos de la política escondida, la que recurre a figuras pardas para que hagan los trabajos sucios. Para aquellos que desconozcan a los personajes, Alberto Rodríguez consigue contarles una historia de espías y corruptos con gran elegancia y un ritmo que no decae en ningún momento.