martes, 5 de julio de 2016

1944. Dir. Elmo Nüganen

El director actúa en la película "Mandarinas", y no parece que haya aprendido mucho. La película, gran éxito en Estonia, tiene una falsa apariencia pacifista y está totalmente sesgada su interpretación histórica. Los estonios en la II Guerra Mundial se dividieron , o los dividieron, entre el apoyo a Hitler y la participación en el ejército rojo. Dicho esto vemos, que la liberación de Estonia del dominio nazi fue obra de los propios estonios, casi nada más (nacionalismo trasnochado, o no). Vemos que los nazis y el propio Hitler son ridiculizados como peleles casi inofensivos, mientras que los rusos y sus partidarios son malísimos a más no poder. A esto unamos la representación de la iglesia como presencia acogedora y una historia disparatada de puro irreal y forzada. Lo que más me molesta es el cariz adulterado y tendencioso de la trama. Por eso decía que de pacifismo poco y de lo visto en "Mandarinas", menos. En Metrópoli le dan cuatro estrellas. No me lo explico.
Lo que opina Ana:
Puro panfleto anticomunista, lo que le hace perder cualquier credibilidad. El director y su historia toman claramente partido, los alemanes parecen unos infelices, Hitler un payaso inofensivo; los prisioneros deportados a Alemania, podrán regresar a sus casas en dos años como si nada hubiera pasado, mientras que los deportados a Siberia por los rusos, jamás regresarán y sufrirán las mayores atrocidades que puedan cometer los hombres.
La película pretende presentar la guerra civil que vivieron los estonios, ocupados por las fuerzas soviéticas y alemanas que reclutaban forzosamente a los jóvenes estonios para combatir en una guerra que les era ajena. No consigue su propósito, acaba tomando partido, como ya he dicho, convierte a los soviéticos en lo más ruin. Hay que entender que su historia acabó en sus manos, que padecieron los rigores del stalinismo, pero de ahí a no hacer ninguna crítica a los nazis, a no considerar el papel liberador de los rusos, es caer en un maniqueísmo que anula la pretendida objetividad de la película.

Al parecer en Estonia es un verdadero éxito de taquilla. Ni la historia, ni la ejecución de la película lo explican. No conmueve, no tiene épica.