Este tipo de películas sólo pueden ser premiadas en Berlín.
El director rueda con los personajes reales la versión de la película, y en Berlín le dan al protagonista el Oso de plata al mejor actor. ¿Qué habrá hecho el gitano a partir de ese momento?
La película es sencilla, no tanto de hacer, porque tiene siempre el riesgo de ser un petardo, sino de contar. No hay un tema complejo. Una familia necesita dinero para que el aborto natural que ha tenido la mujer pueda ser operado (un legrado), y no lo tienen. Es retratar la pobreza, pero no la delincuencia ni la marginación, la pobreza llana. Me acordaba de los inmigrantes a los que el gobierno de Rajoy ha quitado el derecho a la asistencia sanitaria; pues igual, pero en Bosnia y con gitanos.
Había poca gente en el cine; no son películas para multitudes.
Además nos regalan la visión de "La minerita", un documental (ganó el Goya este año) de Raúl de la Fuente, que es más duro y realista que el chatarrero y su mujer. Las protagonistas viven en Bolivia,en el Potosí. Habría que verlo en los institutos y después pensar en las vidas de unos y otros.