jueves, 4 de julio de 2013

Hannah Arendt. Directora Margarethe Von Trotta

¿Es algo más que un biopic con pretensiones, como escribe Yago García? Sí, yo creo que sí. Primero porque informa sobre esta pensadora judío-alemana, y además lo hace sobre el papel de las víctimas y los verdugos durante el Holocausto; después porque reflexiona sobre la culpabilidad colectiva e individual en la aceptación ( y colaboración) de la mayor masacre que ha cometido el hombre conscientemente, sin ser específicamente una acción de guerra; en esa reflexión no se excluye la propia protagonista, la propia Hannah Arendt, a través de su relación con el filósofo que apoyó el nazismo, que fue su maestro y su gran amor,
Martin Heidegger. Aunque la película se abre y se cierra con un plano nocturno de Nueva York, tiene la impronta alemana, es otra vuelta de tuerca a la catarsis colectiva que Alemania ha llevado a cabo desde el fin de la II Guerra Mundial, ahondando en el sentimiento de culpa colectiva sobre la época nazi.
Margarethe Von Trotta no te facilita las cosas, te coloca delante de una persona y de su grupo de amistades y te deja solo, no hay voz en off explicativa. ¿Qué abusa de los primeros planos de Barbara Sukowa interpretando a Hannah? Tal vez para mostrar el acto de pensar y quizás resaltar el papel de esta mujer solitaria y decidida. Dice el marido de Hannah que su mujer hablaba el alemán como un Stradivarius; a pesar de ello Alemania la echó y EE. UU. la acogió. Es una exiliada. La película lo refleja bien.
El cine estaba lleno, y yo rodeado de argentinos, que no hablaron pero usaron más de la cuenta los móviles para leer mensajes. Aguanté.
Lo que opina Ana:
Descubrir  a una pensadora libre  es lo que le debo a esta película. El tono elegido es frío, distante, no llegas a emocionarte en ningún momento, cuando lo que se está contando está cargado de emociones. Margerette von Trotta ha elegido acercarse  a este personaje histórico guardando las distancias, poniendo su pensamiento por encima de cualquier otro valor, aunque utiliza flasbacks para introducirnos mínimamente en el pasado de Hannah Arendt, nunca cae en la tentación de humanizarla, la presenta como una filósofa comprometida con su pensamiento, alguien que decide defender sus tesis aunque no gusten a la mayoría. Salí con el convencimiento de que habría muerto de un cáncer de pulmón, no hay prácticamente una toma en la que no aparezca fumando con desesperación, pero fue de un infarto de lo que murió.