Ya lo advertía Javier Ocaña " a quien no le gusten las películas de texto que salga corriendo"(y en versión subtitulada se convierte en un ejercicio continuo de lectura rápida). Bien valorada por la crítica, lleva semanas ocupando el primer puesto en Metrópolis.
La vamos a ver y me (nos) encuentro decepcionado. Ni el texto tiene esa aparente naturalidad de la hablan algunos críticos, y las situaciones tampoco. Lo dice David Trueba, por ejemplo con la comida de despedida de la estancia griega: unos personajes perorando cosas serias de forma trivial, tópicos y más tópicos sobre la diferencia de sexos. Es como si el director quisiera imitar a Woody Allen tanto en el texto, y está lejísimos, le falta chispa, genio, y en la interpretación, y son todos muy serios, empezando por el protagonista, Ethan Hawke. También me parece mal como sale Grecia: un marco, un fondo y unas citas clásicas. Igual los podía haber colocado en Alaska. Lo único que tiene de griego la película es el director de fotografía y la canción de los títulos de crédito finales.
Y otra cosa más, qué manía y qué mal queda que la pareja se reproche con frecuencia y ya pasados los años, que él se follara a no sé quien y ella se la chupara a no sé cuantos.
En fin, hubo que hacer un esfuerzo para aguantar hasta el final.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
No sé cómo habría visto esta
película si fuera una seguidora de las dos anteriores, yo empiezo por la
tercera y en este caso se cumple la
sentencia del refrán al afirmar que
“nunca terceras partes fueron buenas”.
Me aburría soberanamente
mientras esperaba que acabara de una vez semejante disparate. Desde que la
pareja se mete en el coche tras dejar al hijo en el aeropuerto camino de EEUU,
hasta que acaban marchándose a pasar su noche de amor en un hotel al sur del
Peloponeso, vamos de dislate en dislate. Rebotan las palabras, es esperpéntica
la comida entre la familia anfitriona griega y su pareja invitada, venga a
hablar de los roles masculinos y femeninos de una manera banal y que aburre hasta a los más entregados a la
causa. Sólo cuando al final el director enfrenta a la pareja protagonista a sus
miedos, cobra la película algo de entidad. Espero que no haya más versiones y
que les deje anochecer en paz tras
haberles dado esta última oportunidad.