Quiere retratar el desmantelamiento del Estado, la venta de las infraestructuras y la pérdida de los logros conseguidos por los ciudadanos, pero sobre todo la pérdida de la honestidad moral, la aceptación de postulados políticos contrarios a los tuyos, solo para mantenerte en el poder. El retrato del político en su mala acepción ( y eso que no hay corrupción).
Lo hace de una manera un poco enrevesada, con mucho texto, con mucho argumento de adorno, con muchos recovecos y con un accidente al final (hay otro mayúsculo al principio) que se cobra una víctima inocente, y que está exagerado en su visión, hasta ser un poco desagradable; total para nada, porque el protagonista no saca nada, ningún aprendizaje de ese suceso.
Ganó el premio Fipresci en Cannes, el premio de la crítica. Bueno.