viernes, 27 de abril de 2012

Kiseki (Milagro) de Hirokazu Kore-eda

Lo que opina Ana:
Estupendo guión y dirección de actores, los niños protagonistas hacen creíble esta historia llena de matices, de contrapuntos que la van enriqueciendo hasta llegar al momento cumbre en el que tiene que producirse el milagro por el que han estado luchando; lo que llega entonces es un momento mágico en el que las imágenes son capaces de sintetizar todos los sueños que explotan al unísono y se desvanecen con rapidez, para quedar sometidos a la implacable realidad que obliga a los niños a madurar.
Se retrata un Japón superpoblado, agresivo con la naturaleza, lleno de cicatrices, cables, vías, ciudades despreocupadas de su estética, pero en el que los niños se mueven sin peligro y en que la escuela juega un papel integrador esencial.
Emilio: Probablemente sea la película más entrañable (y recomendable) de los estrenos recientes. Puede, como escribe Javier Ocaña, que tenga un metraje un poco largo en el desenlace, pero el final redondea y da altura a un relato que ha ido desarrollándose paulatinamente, enseñándonos la vida de esos dos hermanos que viven en ciudades separadas. Koichi, el mayor, vive en Kagoshima, al lado del volcán humeante y molesto porque sus cenizas ensucian todo. Al principio de la película Koichi  se pregunta cómo se puede vivir en una ciudad así, y al final, en la imagen con la que se cierra la película, ya ha aceptado esa presencia y se moja el dedo índice, como su abuelo, para saber cuánto polvo va a caer y de qué lado va a venir. Esa toma simboliza que ha comprendido su situación y la de la gente que le rodea. Es perfecta. El hermano menor, Ohshiro (que también lo es en la realidad) vive en una ciudad más grande, Futuoka, al norte de la misma isla, Kyushu. Es simpatiquísimo, pero sabe cuál es su papel y lo cumple, porque vive con su padre, un músico que va de aquí para allá con su guitarra, y el que lleva el control de la casa es el hijo. Los hermanos quieren volver a estar juntos, pero el recuerdo de la separación de sus padres es doloroso. Esperan un milagro, el que se producirá cuando dos trenes bala, que van de una ciudad a la otra, se crucen y ellos digan su deseo. Para Javier Ocaña, el momento en el que los anhelos están preparados para que los trenes se los lleven, es un prodigio. Muchas cosas se ven en esta película: el papel de la educación, el mundo curioso y extravagante a veces de los mayores, la densidad demográfica asfixiante pero limpia de Japón. Kore-Eda es un maestro en rodar con niños.

sábado, 14 de abril de 2012

Cumbres Borrascosas. Dirª Andrea Arnold


Ir los viernes al cine es un acto de sacrificio, olores desagradables, gente, apretujones, cuchicheos. O a primera hora o a ninguna.
Emily Brontë escribió esta novela en 1847 y al año siguiente se murió, tenía 30 años. Son historias imposibles, dramones casi telúricos, unidos a una naturaleza hostil (aquí es Yorkshire, al norte de Inglaterra), que genera gente agerrida, distante, dura, atribulada por culpas y actos ocultos. Si a este material encima le echas gasolina, pues la sensación puede ser un poco cargante. Es lo que ocurre con esta película de Andrea Arnold (su anterior película Fish Tank, 2009, tenía también cargadas las tintas, aunque en otro ambiente completamente diferente). La gasolina en este caso es convertir al chico protagonista, el adolescente vagabundo y abandonado de la novela en un polizón negro (es fuerte esto) y en fijarse en detalles minuciosos de la vida animal y vegetal que rodea a los personajes según las estaciones, casi como si fuera un cine de arte y ensayo, minimalista (polillas, polvo en suspensión, ramas secas, pétalos, plumas de pájaros); además tiene un descuido forzado en las tomas, sólo hay que ver los reflejos de los rayos del sol en las lentes de la cámara, que no se evitan, sino que se buscan. Los personajes, muchos de ellos no profesionales, tampoco ayudan a elevar el tono de esta adaptación. Total, me acercó más a los que le han dado una estrella que a los de cuatro, pero para eso está la variedad de gustos.
Lo que opina Ana:
Los larguísimos minutos de esta película pesan como una losa, pasas dos horas interminables sintiendo la dureza de los páramos de Yorkshire, pero sin llegar a sentir nada con los personajes, más brutos que el propio paisaje. Lo que debería ser una historia pasional, se convierte en un muermo soporífero con pretensiones, de manera que el objetivo de la cámara se enfoca y desenfoca sin sentido, se detiene con parsiomonia en unos primerísimos planos distorsionados que no aportan nada ni a la estética, ni a la línea evolutiva del guión.
Recomendación: ir a las fuentes, buscar una buena butaca, una buena luz y zambullirse en la lectura de la Brontë.

miércoles, 11 de abril de 2012

Redención. Dir. Paddy Considijine


Podría ser peor, porque esos seres que vagan entre la soledad, la desesperanza, el abandono y la crueldad estaban cerca de acabar en el arroyo y, sin embargo, al final se ve una tenue llama que alumbra su futuro, incierto, eso sí. Las víctimas colaterales son dos pobres perros. Cine social, rudo, personajes al borde del abismo, violencia y algo de ternura. Este director-actor no ahorra contrastes ni situaciones fuertes, incluso las resalta, pero no tiene crítica social esta película. Se queda en dramas interiores que arrasan a sus personajes. Desde este aspecto tiene poco vuelo; tampoco me gusta cómo está colocada la cámara, esperando como al acecho que lleguen las explosiones de ira; y la música no se corresponde con lo que vemos, la guitarra acústica y la música folk entre violencia y violencia, marcando, destacando la soledad de los personajes (sólo destaco la última "We ware wasted" y las del funeral). De todas maneras, no sales engañado, esto era lo que se anuncia y es lo que hay, con dos excelentes actores protagonistas.
Lo que opina Ana:
Sólo por el trabajo de los actores vale la pena ver esta película, tanto Peter Mullan, como Olivia Colman están de óscar, éste es su punto fuerte.
De nuevo estamos ante una historia dura del realismo social británico que cobra interés cuando aparece el personaje femenino, aunque se le acabe desperdigando la historia al guionista y salgas del cine pensando que no te han contado una gran historia, reteniendo únicamente lo bien que lo han hecho los actores.

lunes, 9 de abril de 2012

Intocables de Eric Toledano y Olivier Nakache


Al parecer está basada en un caso real. Esta historia que ha llenado las salas francesas con un éxito arrollador se deja ver con gusto; no hay nada en ella extraordinario desde el punto de vista cinematográfico, no arriesga, se deja llevar por la historia, perfila bien a los personajes y nos hace reír, algo de agradecer con los tiempos que corren.
La vimos Lía y yo, Emilio se dejó convencer por la mediocridad que le atribuyen algunos críticos y no nos acompañó, nosotras reímos a gusto y nos desquitamos de la sesión de malas hierbas anterior.