
Hay ocasiones en las que los críticos te descolocan; en este caso Javier Ocaña no se decidía si por inclinar el pulgar hacia abajo o hacia arriba, y al final opta por lo segundo, pero deja sin mencionar muchas cosas; que es pringosa, que tiene todos los cliclés posibles, que presenta una India feliz, donde se descubre la auténtica sabiduría de la vida (la voz en off en plan sentencioso en criminal). Vista con un poco de óptica histórica le descubres incluso un mensaje poscolonialista: el hotel se salva gracias a los ingleses, y el indio propietario pasa a ser un elemento folclórico y decorativo. No falta de nada: un homosexual que se reencuentra con su amigo de juventud; un amor juvenil; otro senil; niños felices jugando al criket; colorismo y belleza exótica. En fin, cuántas películas habrá más interesantes que se queden muy por debajo de la recaudación de este producto de consumo engañoso.
Lo que opina Ana:
Con un coro de artistas consagrados del cine británico se monta esta película facilona, previsible y llena de tópicos. De todas formas me gustó recordar nuestro viaje a la India y sentir como propias algunas de las experiencias que se cuentan, los tuc-tucs, el tráfico indomable, los camellos , los elefantes y vacas que formaban parte del paisanaje, las vistas de Udaipur, buenos recuerdos de un país contemplado con los ojos de un turista.
Lo que opina Ana:
Con un coro de artistas consagrados del cine británico se monta esta película facilona, previsible y llena de tópicos. De todas formas me gustó recordar nuestro viaje a la India y sentir como propias algunas de las experiencias que se cuentan, los tuc-tucs, el tráfico indomable, los camellos , los elefantes y vacas que formaban parte del paisanaje, las vistas de Udaipur, buenos recuerdos de un país contemplado con los ojos de un turista.