domingo, 30 de enero de 2011

Más allá de la vida. Dir. Clint Eastwood


Se quejaba Clint Eastwood de lo carísimo que es utilizar efectos especiales, y, sin embargo, en esta película es lo que más destaca, el impresionante arranque filmando el tsunami que arrasa la playa, los bañistas y todo cuanto encuentra a su paso. La secuencia está estupendamente narrada: primero, como debe ser, desde arriba, luego al pie de la calle y después bajo el agua. Grande, para utilizr en foros y clases.
Pasado esto, las tres historias que cuenta, al modo Iñárritu, son desiguales. La mejor es la de los hermanos gemelos, pero todo tiende al pastelón, y la música, que el mismo Eastwood ha compuesto, ayuda mucho a este sabor dulzón. Le falta ese toque ambiguo y distante de gran maestro, como muy bien apunta Yago García en On Madrid.
Lo que opina Ana:
Tres historias que acaban confluyendo gracias al encaje de bolillos del final.
Sin duda, lo mejor de la película es su comienzo, la filmación de la demoledora ola del tsunami en Indonesia, son unos minutos de angustia en los que el espectador vive en primera persona la recreación de la tragedia; ya nada alcanzará la misma fuerza en lo queda de película. Además de esta magnífica secuencia, me emocionó la historia londinense de unos gemelos de familia desestructurada unidos más allá de la muerte.
Son historias independientes que van creciendo a fuerza de saltar de una a otra. Sentada en la butaca sabes que los relatos van a confluir, es previsible, pero para mí habría sido mejor haberlos mantenido distanciados y no cerrarlos con un happy end un tanto bobalicón.
Todas las conexiones con el más allá, las elucubraciones sobre la vida después de la muerte, resultan simples y, cinematográficamente hablando, se resuelven con muchas más sombras que luces.

De dioses y hombres. Dir. Xavier Beauvois


El agonóstico Carlos Boyero salía conmocionado con la historia de estos religiosos cistercienses-trapenses. Otros críticos han mencionado como un lastre la lentitutd de la película; para mi el problema está fundamentalmente en el efecto sobrecargado de la puesta en escena, que busca muchas veces lo barroco frente a la sencillez: las luces, la disposición de los monjes en las oraciones y llega a su cénit en esa cena final, con música de"El lago de los cisnes". En la hoja informativa, Juan Zapater escribe que el director se ha fijado para componerla en Caravaggio y Bernini; yo hubiera preferido que fuese Zurbarán el modelo, más seco, más distante, más espiritual. Creo que es cuestión de tono, "El gran silencio" lo tenía, esta película va por otro lado.

Lo que opina Ana:
Relata la película el martirio que sufrió en 1996 una comunidad benedictina de monjes franceses asentados en el Atlas argelino y lo hace con ritmo monástico, entre el ora et labora de sus monjes.
El director los va presentando como gentes de paz que conviven amistosamente entre sus vecinos, con tolerancia, haciendo el bien.
La sinrazón llega con el terrorismo, ellos van a ser otra más de sus víctimas, sin que quede claro en la película quién pudo estar realmente detrás de la masacre, quién fue la mano asesina. Se expresa que fueron las clases populares las primeras en sufrir este azote, oprimidas entre la fiereza de un régimen autoritario y los desmanes de los grupos de exaltados. La comunidad de religiosos decide permanecer junto a los olvidados, no abandonarlos, sabiendo que con esa decisión se encomiendan al designio divino. Nos hacen partícipes de sus sentimientos, de su disciplina, de su acción democrática. El momento cumbre se alcanza en el refectorio, cuando el director los retrata e individualiza en el momento en que se preparan para asumir el martirio, si es que es eso lo que al final tiene que pasar.
La película se ve bien pero sin llegar a emocionar profundamente, hay una distancia ascética que aminora los sentimientos. El director elige ese tono distante y decide ni desarrollar, ni indagar en la realidad política existente fuera de los muros del convento.

martes, 25 de enero de 2011

Animal Kingdom de David Micôd


Lo que opina Ana:
La historia naufraga a veces, es demasiado ampulosa. La familia de criminales resulta poco creíble, hay demasiado cohete para tan poca pólvora; tienen tras de sí a todo el cuerpo de policía sin comprender de dónde procede semejante despliegue, a qué responde, pues parecen bastante pringados, sin el poderío de un Corleone, por poner un ejemplo. Aparte de esto, hay también puntos buenos en el relato; lo mejor, la tensión interna entre los miembros de la familia y la caracterización de los personajes, destacando la dulce abuelita feroz, una auténtica madrina mafiosa que está detrás de todos. No es una historia maniquea y eso está bien, pero te pierdes entre las incógnitas de un guión al que le falta afinamiento.

Emilio: buenas críticas para esta ópera prima. Un thriller ambientado en Melbourne, basado en la "madre madrone" de una familia de mafiosos. Esas relaciones entre los hermanos y su madre y su nieto recién incorporado están bien descritas en su complejidad y en su rareza; otra cosa es el grado de peligrosidad que encierra esta banda. Aparentemente son unos "pringaos", que sin embargo parece que tienen en jaque a toda la policía, que controla abogados, pero que ellos, uno a uno, son unos taraos o unos choricillos, nada del hampa que domina una ciudad entera. Eso es lo que falla, mucho envoltorio policial para un grupo de chichiná; eso sí, pueden matar, pero a ellos también los cazan como conejillos. No tiene ese componente de gran capo o de una banda profesional como "The town, ciudad de ladrones".

domingo, 23 de enero de 2011

También la lluvia. Directora Icíar Bollaín


Otra película que peca por exceso, como Beatiful, pero por otras razones. En este caso es por mezclar historias, que durante un tramo de la película van bien y luego al soltarse la ligazón, deja la película desequilibrada. Toda la parte final, la de la guerra del agua es un exceso, a veces un poco impostado: el dramatismo de la madre pidiendo a Luis Tosar (Costa) ayuda para buscar a su hija; ese viaje alucinante por las calles de Cochabamba convertidas en escenario de una batalla campal, mientras que un 4 por 4 blanco, recorre sus calles abandonadas, como el caballo de Costa Gavras en "Desaparecido" galopaba por las calles de Santiago de Chile, pero allí era metafórico, aquí tiene intenciones de verosimilitud; peor, mucho peor. Yo no sé si esta ambición de Bollaín se deberá a su nuevo guionista, Paul Laverty, pero desde luego perder el pulso, el paso y el tono es mala cosa, y en esta película el recorrido final, perse a la emoción y solidaridad que quiere insuflarnos la directora, dentro de esta cinta no va, la pierde.
Lo que opina Ana:
Son muchas las pretensiones y es difícil lograrlas. Lo que más me atrae es la parte histórica, la película sobre los primeros tiempos de la colonización, las terribles penalidades que sufrieron los indios a mano de los españoles, hay fuerza en las imágenes y en el relato; las cosas se complican al ligarlas con otra lucha actual, la de los campesinos en defensa del agua que les quieren arrebatar, entonces los personajes se desdibujan, no te hacen sentir con la misma intensidad, todo se resuelve como si fuera artificio, se circunscribe a transmitir un mensaje teórico cargado de buenas intenciones.

El discurso del rey. Dir. Tom Hooper


Película hecha para triunfar, así lo escribe Javier Ocaña. Pero hay que saber hacerla. Está muy bien ambientada, marca de la casa, y la interpretación no desmerece en ninguno de los personajes, empezando por el propio Colin Firth (Jorge VI). La historia prometía: un rey por obligación, tartamudo y en vísperas de una guerra. Además el mundo de la realeza gusta, vende. En ese aspecto la película es poco crítica, ahí no llega, ensalza al rey, presentándolo desde la perspectiva humana, pero sin perder altura real. Y como contrapunto, el logopeda, australiano, pero british, Geoffrey Rush (en el papel de Lionel Logue) hace un personaje con tacto, solvencia y humor. En definitiva, salas llenas, en este caso merecidamente.
Lo que opina Ana:
Cuidadísima ambientación, como ocurre generalmente en las películas británicas de época. Estupendo guión que narra la relación entre un aprendiz de rey tartamudo y su logopeda. Es una historia real, además de regia, que lo único que pretende es explotar cinematográficamente esa relación. La han acusado de blandura al enfocar la figura de Jorge VI, el trasfondo político está ahí, la realidad de un momento complicadísimo para el mundo se percibe como ruido de fondo de una película en la que lo verdaderamente importante es el drama interior de su protagonista, algo magníficamente retratado y representado; Colin Firth reúne todas las papeletas para ganar el próximo óscar al mejor actor.

sábado, 22 de enero de 2011

Biutiful. Dir. González Iñárritu


Con Biutiful hay un problema de exceso, de gustarse a sí mismo, de barroquismo de alguien que se consiedera consagrado. Los títulos de crédito finales lo confirman, el nombre del director ocupa varias pantallas completas. Para que no quede duda.

En la escena primera vemos unas manos que se intercambian un anillo y oímos una voz trémula (el sonido sucio es otro signo de distinción en esta película). En la segunda, un paisaje nevado entre álamos blancos y un búho muerto, dos personajes y un diálogo que no entiendo. Y enseguida a Barcelona, una ciudad vista sin contemplaciones. Sin Javier Bardem la película no existiría, pero eso no impide que su personaje tenga tantos flancos que atender que quede difuso, difuminado, disperso, disuelto. La ambición ha cegado a Iñárritu, ha hecho una película excesivamente compleja, le ha dado tantos vértices que es imposible cerrarla. Las historias que rodean al protagonista son flojísimas, empezando por la de su mujer. Y Bardem solo no puede aguantar todo el peso, aunque intención pone. Yo me olvidé muy pronto de su tragedia, y eso es que algo no ha funcionado.
Lo que opina Ana:
La separación de la pareja Iñárritu/Arriaga nos ha hecho un flaco favor a los cinéfilos, parece que entre ellos se disputaban la autoría de las películas y la aparición de sus nombres en los títulos de crédito, un duelo de ególatras. Pero, disputas aparte, hacían grandes películas, mientras que ahora, el camino en solitario de Iñárritu, sólo nos trae una historia mal contada que pretende hablar de muchas cosas sin conseguir calar en ninguna. Como siempre, Javier Bardem se come la pantalla y sólo por verlo uno aguanta sentado en la butaca.

Historias de la edad de oro. Dir. Mungiu y otros


Formada por cinco historias, ambientadas en la Rumanía de los años setenta, pero podía ser en los sesenta o cincuenta, es igual porque hay una dimensión intemporal en estas dictaduras y la práctica del servilismo y el miedo se mantienen, aunque aquí la lucha por la superviviencia está vista con un toque de humor, aspecto que hace más llevaderas estas situaciones. Mungiu, el director de "Cuatro meses..." es el que ha escrito todas y parece que ha dirigido la de las botellas, la más seca y menos contemplativa. Las otras tres tienen un toque surrealista, tanto la que se parece a "Bienvenido Mr. Marshall", la mejor para mi; la del comisario cultural; y la del cerdo. Un trozo de historia que nos hace reír, pero que revela tiempos oscuros. La interpretación es casi siempre digna, perse a la cantidad de actores que aparecen.
Lo que opina Ana:
Retratos de un mundo afortunadamente desaparecido, el de la Rumanía de los Ceacescu. Son cuentos muy diferentes, algunos sobrios, otros con un corrosivo humor negro. Es magnífico el primero de ellos, en el que como hiciera Villar del Río en "Bienvenido Mr Marshall", un pueblo se prepara para la llegada de una comitiva de políticos, es verano, hace calor, van a celebrar las fiestas locales y las gentes del circo preparan sus atracciones junto a la aldea. Todo tiene que estar medido y controlado, el absurdo acaba adueñándose del cuento y lo convierte en algo mágico.
Otra historia poderosa es la que nos cuenta los avatares de una familia ciudadana que tiene que habérselas con un enorme cerdo enviado por sus parientes del pueblo y al que deciden gasear para evitar los recelos del vecindario, es desternillante.
Los otros tres cuentos son más agrios y sombríos, pero todos consiguen recrear la atmósfera de aquellos tiempos de la "Edad de Oro".