martes, 6 de julio de 2010

Madres e hijas. Dir. Rodrigo García


Se ve bien esta película de Rodrigo García. Pero si te paras un poco y piensas, te das cuenta que podría promocionarla la Conferencia Episcopal; eso sí, admitiendo una prácticas sexuales fáciles y desinhibidas. Lo del fondo religioso es porque haciendo gala varios personajes de su ateismo, es una monja católica la intermediaria entre la angustia y la felicidad; y también lo digo porque el mensaje final es esperanzador, esta esperanza se basa en el poder de la sangre, transmitido por un sino procreador de abuelos a nietos, pese a los dramas y sacrificios que haya que hacer.

Las historias están bien contadas, con un dominio perfecto de las elipsis y en mucho del metraje con un guión estupendo, al ritmo adecuado, sin forzar las coincidencias del azar. Claro, esto no siempre es así, sobre todo al final de estas tres historias (¿por qué no se atreve a contar una sola?), que al coincidir en un solo punto, pierden la naturalidad en la que han ido desarrollándose. Creo que es la película suya que mas me ha gustado.
Lo que opina Ana:
Otra historia encadenada en la que cada pieza está bien situada, con un guión impecable (la única pega, el recurso al reencuentro entre los padres de la protagonista, totalmente innecesario) y una interpretaciones brillantes, ¡cómo está Naomi Watts! pero no es la única, Annette Bening, su madre en la pantalla, borda los múltiples matices de su papel. Es aconsejable ir pertrechado con un paquete de pañuelos en el bolso.