martes, 6 de julio de 2010

Air doll. Dir. Hirokazu Kore-Eda


Jordi Costa se deshace en elogios (El País, 18 de junio), comparándola en maestría a Still Walking. En Metrópoli, Alberto Luchini valora especialmente la puesta en escena y la labor de la actriz coreana Du-Na Bae.

A mi no me entusiasmó, ni la comparo a la cadenciosa, lenta y milimétrica Still Walking. Ya de partida tienes que hacer una concesión a la fantasía, al admitir que una muñeca hinchable cobre vida, doble vida, la del día, a su aire, y la de la noche, otra vez muñeca (aunque con sentimientos) hinclable que compare lecho con un hombre solitario. Es verdad que admitido esto, la historia progresa a los lugares de las preguntas existenciales: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, y que la respuesta conduce a un callejón sin salida. Lo peor es querer hacer universal el sentimiento de soledad, contándonos muy breve y fragmentariamente las angustias de otros personjes.