martes, 6 de julio de 2010

Io sono l'amore. Dir. Luca Guardagnino


Me salí un poco antes del final. En este caso me gustaría que Javier Ocaña me pagara la entrada. Fui por él y no comparto nada sus halagos (soberbia, sorprendente, moderna, arriesgada). Puede que en el aspecto formal tenga ese carácter de riesgo, por la fusión de algunos planos, las elipsis, la pretendida sinfonía de cuerpos desnudos y los ciclos de la naturaleza. Pero el problema es el guión, la historia, que se ve y se siente como algo artificial, sin progresión, sin lógica narrativa.
Lo que opina Ana:
Un bodrio. Fui animada por las críticas y con ganas de ver y escuchar cine en italiano; la aguanté hasta el final, cosa que no hizo Emilio, quien me dejó entre aquellos escenarios disparatados. Es pretenciosa en su rodaje y en su mensaje, pero se queda sólo en eso, pues no llega a nada más que a provocar el hartazgo.
La cámara parece tener un solo ojo que se cierra y persigue unas imágenes opresivas, sin aire ni espacio; no te dejan ver la historia que se vuelve fragmentaria. Es como si el narrador no supiera lo que tiene que contar y fuera dando pinceladas sueltas, al final todo resulta ridículo, pues se quieren plantear grandes temas, esencialmente el del amor, sin conseguirlo. Lo único que me interesó es la desmenuzada puesta en escena del interior de una colmena burguesa en el Milán actual.