martes, 6 de julio de 2010

Madres e hijas. Dir. Rodrigo García


Se ve bien esta película de Rodrigo García. Pero si te paras un poco y piensas, te das cuenta que podría promocionarla la Conferencia Episcopal; eso sí, admitiendo una prácticas sexuales fáciles y desinhibidas. Lo del fondo religioso es porque haciendo gala varios personajes de su ateismo, es una monja católica la intermediaria entre la angustia y la felicidad; y también lo digo porque el mensaje final es esperanzador, esta esperanza se basa en el poder de la sangre, transmitido por un sino procreador de abuelos a nietos, pese a los dramas y sacrificios que haya que hacer.

Las historias están bien contadas, con un dominio perfecto de las elipsis y en mucho del metraje con un guión estupendo, al ritmo adecuado, sin forzar las coincidencias del azar. Claro, esto no siempre es así, sobre todo al final de estas tres historias (¿por qué no se atreve a contar una sola?), que al coincidir en un solo punto, pierden la naturalidad en la que han ido desarrollándose. Creo que es la película suya que mas me ha gustado.
Lo que opina Ana:
Otra historia encadenada en la que cada pieza está bien situada, con un guión impecable (la única pega, el recurso al reencuentro entre los padres de la protagonista, totalmente innecesario) y una interpretaciones brillantes, ¡cómo está Naomi Watts! pero no es la única, Annette Bening, su madre en la pantalla, borda los múltiples matices de su papel. Es aconsejable ir pertrechado con un paquete de pañuelos en el bolso.

La chica del tren. Dir. André Téchiné


Casi toda la narración transcurre sin sobresaltos, de una manera natural, pese a las situaciones que viven los protagonistas, que dejan ver el fracaso de unas vidas que no encuentran o no han encontrado su sitio. Lo que más te despista y aleja de la historia central , la de esta chica llamada Jeanne (Emilie Deguerre) y su madre Louise (Catherine Deneuve) es incluir a la familia del abogado judio y todos sus problemas matrimoniales y paterno-filiales. Por lo demás, la película se ve bien, pero, como suele decir C. Boyero, no dejará huella.

Air doll. Dir. Hirokazu Kore-Eda


Jordi Costa se deshace en elogios (El País, 18 de junio), comparándola en maestría a Still Walking. En Metrópoli, Alberto Luchini valora especialmente la puesta en escena y la labor de la actriz coreana Du-Na Bae.

A mi no me entusiasmó, ni la comparo a la cadenciosa, lenta y milimétrica Still Walking. Ya de partida tienes que hacer una concesión a la fantasía, al admitir que una muñeca hinchable cobre vida, doble vida, la del día, a su aire, y la de la noche, otra vez muñeca (aunque con sentimientos) hinclable que compare lecho con un hombre solitario. Es verdad que admitido esto, la historia progresa a los lugares de las preguntas existenciales: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, y que la respuesta conduce a un callejón sin salida. Lo peor es querer hacer universal el sentimiento de soledad, contándonos muy breve y fragmentariamente las angustias de otros personjes.

Vincere. Dir. Marco Bellochio


Es tan aparatosa que tienes que hacerte a ese estilo grandilocuente y efectista. Imágenes que buscan quedarse en la retina. No me gusta este tipo de cine, pero reconozco que en el caso de Vincere, el director aborda la historia con determinación; la pequeña historia, la de la amante Ida Dalser; y la gran historia, la de la llegada del fascismo a Italia, de la mano de la figura bufa de un dictador que no era de mentira, Mussolini. En esta parte, las imágenes de la época que se utilizan, aunque muy cortas, son tremendamente elocuentes. Película útil para proyectar en las clases de los institutos.
Lo que opina Ana:
Le pierde al director el ritmo grandilocuente, todo es desmesurado, desde el hilo narrativo que avanza dando saltos confusos, hasta el planteamiento de planos y encuadres. A veces consigue un efectismo dramático y bello, pero en la mayoría de los casos, el relato es demasiado artificioso. Lo mejor, las imágenes reales de época, ver al auténtico Benito Mussolini y su negra Italia, pone los pelos de punta.

The cove. Dir. Louie Psihoyos


Sales del cine pensando que deberías ser vegetariano, que los japoneses son unos criminales ( y más cuando te enteras que han prohibido su estreno) y que los delfines de los delfinarios no son tan felices como parecen.

La emoción de conseguir desvelar el misterio que los protagonistas conocen, pero que nadie ha visto, les excita, es el peligro, y lo logran, y nosotros gracias a ellos sabemos lo que nunca hubiéramos imaginado. ¡Vaya con los japos!
Lo que opina Ana:
Estremecedor documental sobre la brutalidad humana. En Japón, triste protagonista de los macabros asesinatos de delfines, la película está prohibida. Parece mentira que conociéndose esta realidad no se ponga coto inmediato a tamaña barbarie.

El pequeño Nicólás. Dir. Laurent Tirard


Es una película que se ve bien, con una sonrisa en los labios, que tiene un desarrollo argumental bien estructurado y que acaba la fábula con un mensaje procreador: tener hermanitos es bueno.

Me gusta como actúa el padre de Nicolás (Maxime Godart), pero sobre todo mi preferido es Clotario, el niño despistado, mal estudiante y perpetuo habitante del rincón de los castigos.
Lo que opina Ana:
Una buena adaptación del universo literario del petit Nicolas, quizá el actor protagonista sea el que esté peor elegido. Se pasa un buen rato en el cine.

Io sono l'amore. Dir. Luca Guardagnino


Me salí un poco antes del final. En este caso me gustaría que Javier Ocaña me pagara la entrada. Fui por él y no comparto nada sus halagos (soberbia, sorprendente, moderna, arriesgada). Puede que en el aspecto formal tenga ese carácter de riesgo, por la fusión de algunos planos, las elipsis, la pretendida sinfonía de cuerpos desnudos y los ciclos de la naturaleza. Pero el problema es el guión, la historia, que se ve y se siente como algo artificial, sin progresión, sin lógica narrativa.
Lo que opina Ana:
Un bodrio. Fui animada por las críticas y con ganas de ver y escuchar cine en italiano; la aguanté hasta el final, cosa que no hizo Emilio, quien me dejó entre aquellos escenarios disparatados. Es pretenciosa en su rodaje y en su mensaje, pero se queda sólo en eso, pues no llega a nada más que a provocar el hartazgo.
La cámara parece tener un solo ojo que se cierra y persigue unas imágenes opresivas, sin aire ni espacio; no te dejan ver la historia que se vuelve fragmentaria. Es como si el narrador no supiera lo que tiene que contar y fuera dando pinceladas sueltas, al final todo resulta ridículo, pues se quieren plantear grandes temas, esencialmente el del amor, sin conseguirlo. Lo único que me interesó es la desmenuzada puesta en escena del interior de una colmena burguesa en el Milán actual.

Kiss-Ass. Dir. Matthew Vaughan


Dicen que es un nuevo Tarantino, yo añadiría con toques de la "Casa de las dagas voladoras", por aquello de los cuchillos y las piruetas, pero siempre con un toque medio cutre, medio de sorna, medio gamberro.

Aunque el joven Dave Lizewski/Kiss-Ass quiera ser un supermán con buen rollete, las recibe de todos los colores, pero aguanta hasta que llega la pareja mortífera para ayudarlo: Big Papi (Nicolas Cage) y su hija Hit-Girl.

En fin, se pasa un buen rato,no es sólo para enrollados de la historia de comic en la que se basa y estos superhéroes vestidos de submarinistas molan.

Two lovers. Dir. James Gray


Con dos años de retraso llega esta película, bien narrada y excelentemente rodada, con dos actrices estupendas, cada una en su papel: la atormentada y locamente atractiva Michelle Rausch (Gwyneth Paltrow) y la sugerente Sandra Cohen (Vinessa Shaw). Menos afortunado, quizá por falta de matices, me parece el protagonista Leonard Kraditor (Joaquin Phoenix). En cualquier caso, una película recomendable, que, en un giro inesperado, no termina en un desenlace fatal.
Lo que opina Ana:
Historias de amor y desamor, de encuentros, deseos, sentimientos fluctuantes que acaban por serenarse. La atracción fatal dejará paso a la apuesta por la tranquilidad y el protagonista sabrá aceptarlo, demostrando ser menos frágil de lo que nos había hecho creer; lo cierto es que le queda una buena baza como reemplazo de la que no pudo ser.