Poema visual. Magnífico cada uno de
sus cuadros compositivos que van encadenando distintas historias, la mayoría
tristes, con el peso de la nostalgia nórdica, algunos alegres, como el de las
tres chicas cantando ante los clientes de una terraza, otros existenciales y
los hay también oníricos, como el que abre la película con el vuelo de una
pareja de enamorados sobre una Colonia destruida por la guerra. La guerra vuelve a aparecer en la película de
Andersson y su denuncia, el amor, la duda existencial, toda una exhibición de
la condición humana. Una joya.