No sólo con buenas intenciones se
construye una buena película. Esto es lo único que le sobra a Adú, pero le
falta todo lo demás. El guión es penoso, la historia resulta artificial, los
personajes no son creíbles. Sobran a menudo las palabras, que no han sabido
traducirse en lenguaje cinematográfico. Aún así, bienvenida sea por su denuncia
abierta del drama de los migrantes ante el desconocimiento de los que vivimos
amparados por nuestro telón de primer mundo.