No sólo con buenas intenciones se
construye una buena película. Esto es lo único que le sobra a Adú, pero le
falta todo lo demás. El guión es penoso, la historia resulta artificial, los
personajes no son creíbles. Sobran a menudo las palabras, que no han sabido
traducirse en lenguaje cinematográfico. Aún así, bienvenida sea por su denuncia
abierta del drama de los migrantes ante el desconocimiento de los que vivimos
amparados por nuestro telón de primer mundo.
viernes, 21 de febrero de 2020
Casanova, su último amor de Baenoît Jacquot
El huevo del dinosaurio de Quan’An Wang
Lo que opina Ana:
Cuento en imágenes, surrealista y
real. Mongolia es una tierra especial con unas normas de vida que continúan
siendo fuente de estudio antropológico para quien se adentre en sus olvidadas
estepas; eso parece que le ocurrió al director chino Quan’An Wang, quien se vio
superado por la realidad a la hora de filmar su película. Actores amateurs para
contar una historia que tiene momentos de gran cine, sólo por ver el arranque
de la historia, la escena de la autopsia que da un salto a un plano abierto de
la estepa, la noche en que la pastora y el joven policía velan el cadáver,
refugiados tras el caluroso camello, o la escena de sexo más psicodélica que
haya podido jamás filmarse, vale la pena pagar la entrada y disfrutar de esta
extraña película, semidocumental.
A hidden life. Vida oculta de Terrence Malick
Lo que opina Ana:
Muy lenta, avanza con parsimonia y
parece que no va a ocurrir nada, pero de pronto todo encaja, comenzamos a dar
sentido a tanto plano psicológico en los que la cámara devora a los actores y a
la presentación del hermoso paisaje en el que viven estos campesinos en plena
armonía. Se trata de una historia de amor y de la integridad moral de quien no
abjura de sus principios cueste lo que le cueste. Un regalo.
Mi pequeña gran granja de John Chester
Lo que opina Ana:
Una utopía contada por sus
perseguidores. El proyecto de crear una granja ecológica que sea capaz de
regenerar un espacio destruido por la explotación abusiva en California. Es
demasiado “happy” pero se ve con agrado.
Sobre lo infinito de Roy Andersson
Lo que opina Ana:
Poema visual. Magnífico cada uno de
sus cuadros compositivos que van encadenando distintas historias, la mayoría
tristes, con el peso de la nostalgia nórdica, algunos alegres, como el de las
tres chicas cantando ante los clientes de una terraza, otros existenciales y
los hay también oníricos, como el que abre la película con el vuelo de una
pareja de enamorados sobre una Colonia destruida por la guerra. La guerra vuelve a aparecer en la película de
Andersson y su denuncia, el amor, la duda existencial, toda una exhibición de
la condición humana. Una joya.
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