domingo, 27 de septiembre de 2015

Heimat, la otra tierra de Edgar Reitz


Lo que opina Ana:
Magnífica reconstrucción de una época a través de la historia de una familia alemana, son cuatro horas de metraje en blanco y negro, utilizando mínimas pinceladas de color para subrayar algunos momentos. Hay una ardua labor de investigación y documentación sobre la vida cotidiana en el ámbito rural de mediados del siglo XIX, auténtico trabajo etnográfico que permite poner en pie un mundo afortunadamente desaparecido, pero en el que entras de lleno, de manera que yo pensaba cómo iba a adaptarme a la vuelta al siglo XXI cuando acabara de verla. Sigo esta larguísima historia fascinada y disfrutando de cada una de sus secuencias. Me entero después de que se trata de la precuela de una  exitosa serie televisiva alemana, que no quiero perderme.
 Emilio: esta película es como un documental sobre la vida en un pueblo del reino de Prusia a mediados del siglo XIX. Aunque se cuentan varias historias de personajes concretos, lo que subyace es la sensación de pobreza extrema, de penuria y de explotación casi feudal de sus habitantes. La salida: la emigración, y en ese momento sólo se hablaba de Brasil. Es un proyecto de envergadura que requiere aguante (dura cuatro horas, con un pequeño descanso de cinco minutos), pero ha debido extenderse la noticia de su calidad porque la diminuta sala de los Cines Renoir Plaza de España estaba llena y tuvimos que sentarnos en la 1ª fila. Al final, en los títulos de crédito, aparece la lista de muchos museos, y es que la reconstrucción de vestimentas, herramientas y formas de vida es casi etnográfica. Te da pena que el utópico protagonista, Jacob, no pueda realizar su sueño. Nos gustaría saber qué ocurre después;eso se ve en Alemania, en una serie con el mismo nombre.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Los exiliados románticos. Dir. Jonás Trueba

Es un cine que recuerda un poco al de Rohmer, donde no pasa nada y la gente habla y habla. La película de Jonás tiene un toque más lúdico, aunque hay también conversaciones serias y un poco de transcendentalismo de más. Podría ser la película que representara a la juventud ya casi perdida del inicio de la nueva centuria, sin grandes aspiraciones y donde hasta la pasión amorosa está como amortiguada, está más en la teoría que en la piel.
Es cortita y se deja ver, pero se oye regular ( hay fragmentos de conversaciones que no se entienden).
Dicen el director y los actores que se han divertido y han hecho un viaje con el pretexto de rodar una película. La dedicatoria a los hijos nacidos en ese tiempo muestra que el  viaje ha dado sus frutos.
Lo que opina Ana:
Peliculita de jóvenes de generación Erasmus, abiertos a una Europa sin fronteras, que comparten amistades internacionales. Dos españoles, dos italianos, una suiza, un inglés… gentes a los que les importa la palabra, tanto que recuerdan a las películas francesas, donde pasa poco o nada, pero en las que te entretienes  viendo transcurrir el tiempo, en este caso corto , observando sus disquisiciones morales o simplemente vitales. Debieron pasarlo bien rodando esta película y eso se transmite al espectador.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Un día perfecto. Dir. Fernado León de Aranoa

Esta película podría ser mejor de lo que es. Un guión bien construido, una situación conflictiva, compleja y confusa que describir, actores convincentes...., hasta que entra la rusa en escena, Katya (Olga Kurilenko). Ahí se tuerce y entra en escena lo casposillo, machista, superficial y fuera de ambiente. Los críticos han destacado el humor dentro de la tragedia (en eso me recuerda a "Los lunes al sol"), pero ese humor se vuelve tosco y banal al entrar este personaje en escena, y no es culpa suya, y te preguntas ¿por qué? No lo sé.
La película termina con paradoja, manteniendo ese tono sarcástico y poniendo de relieve la difícil relación entre lo imaginado y lo real de las acciones humanitarias.
Lo que opina Ana:
La película tiene ritmo, sus imágenes narran bien el relato, te conducen al corazón  de la guerra, a su cotidianidad. Benicio del Toro y Tim Robbins componen bien sus personajes, ellos son creíbles, así como el intérprete, la joven cooperante francesa y el niño que busca a sus padres, ese quinteto no desentona, es una pena que patine con la aparición de Sergi López y especialmente de Olga Kurylenko, ambos rompen la coherencia del guión, están de más, no aportan nada a la historia, es más le hacen perder calidad, sobran. 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

La vida en llamas. Dir. Manuel H. Martín

El cine Artistic Metropol es el único cine en Madrid capital que proyecta este documental.
Con imágenes potentes y a "pie de fuego" nos cuenta el trabajo de una unidad de la BRICA, el cuerpo de élite del INFOCA, que lucha contra el fuego en Andalucía. La base de operaciones de la unidad está en Aznalcóllar. Han hecho un trabajo de grabación que merece reconocimiento, utilizando medios técnicos especiales para poder filmar en situaciones difíciles y hacerlo con la mayor precisión y calidad posible. Pese a que adolece de algún exceso (el sentimentalismo de las novias, resaltando una y otra vez el peligro en le que viven sus novios; tampoco hace falta personificar en solo tres personas la labor de muchos; y, además, que hubiera sido conveniente una voz en off que nos ponga en situación, nos dé información sobre superficie quemada, las razones e intereses de esta destrucción, formas de prevenirlo...) es recomendable como material didáctico, porque sus tomas te llevan directamente a la realidad, ves lo que ocasiona un fuego y lo difícil y arriesgado que es sofocarlo.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Papusza, de Joanna Kos-Krauze y Krzystof Krauze

Es la película más interesante de la cartelera, después de la de Pixar y la de Amy.
Es una elegía del modo de vida de los gitanos centro europeos, polacos. Tomando como personaje a la poetisa Papusza (Bronislawa Wajs), vemos su nomadismo perpetuo, sus relaciones y costumbres, ritos y festejos. También las persecuciones sufridas durante la ocupación nazi, y el asentamiento definitivo en los años cincuenta bajo el comunismo. La historia es triste porque Papusza es la víctima, por romper el secreto de las leyes gitanas y atreverse, siendo mujer, a saber leer, escribir y versificar su mundo. Pero lo más sobresaliente con diferencia es el aspecto estético. Riguroso blanco y negro, bellísimas imágenes; luces y planos de una exigencia compositiva mayor. Por eso la han comparado con otra película polaca, Ida. Pero sólo en eso, Ida tiene mayor rango y calidad narrativa.
Lo que opina Ana:
Nos llega de Polonia otra joya en blanco y negro, una historia en la que brilla la fotografía como pieza clave de lo que nos van a contar. La película sigue un ritmo narrativo que va dando saltos del presente al pasado y que acaba hilvanando la biografía de una mujer nacida para hacer algo grande, una niña gitana a la que su madre quiso llamar “muñeca” pues eso es lo que significa su nombre Papusza. Yo tenía la sensación de estar viendo un western, siguiendo los pasos de los carromatos por las praderas americanas, pero se trataba de otra realidad nómada, la de los gitanos polacos a lo largo del siglo XX, hasta que el estado socialista detuvo su marcha y los realojó en penosas condiciones rompiendo sus tradiciones de músicos errantes y de pobladores de los bosques. Aunque el guión no es perfecto, sí lo es toda la parte plástica, es un deleite mirar cada una de las imágenes de esta historia.

El cartero de las noches blancas. Dir. Andrey Konchalovsky

Dos méritos tiene esta película (León de Plata al mejor director del festival de Venecia 2014). Presentarnos el espacio natural en torno al lago Kenozero, hoy parte del parque nacional Kenozyersky, situado al norte de Rusia, y que la mayoría de sus actores son sus propios habitantes, Eso tiene ventajas e incovenientes, el principal es la falta de tensión dramática. La película es plana, y eso la hace un poco larga. La historia en lo esencial ( aparte de la del cartero que reparte el correo en una lancha con motor, que le sirve para desplazarse a los poblados)es ver cómo viven estos rusos en el siglo XXI, pegados a la TV, bebiendo vodka y con la paga del estado. No llega a ser un canto melancólico de un modo de vida que se extingue, no tiene ese halo poético. Lo más grandioso es el lago.
Lo que opina Ana:
Una nueva película rusa que habla de un mundo rural, apartado, en el que sus habitantes parecen una especie en extinción, una población envejecida y maltratada por el consumo de vodka, única escapatoria ante una realidad poco alentadora. Tiene lugar en el norte, junto al lago Kenozero, donde no hay niños, la antigua escuela está en ruinas, no hay  aliento de futuro por lo que sus gentes se consumen y dejan pasar la vida recibiendo cada mes una pensión que les permite ahogar sus recuerdos con alcohol. Es una Rusia triste y gris. Los protagonistas son casi todos gentes de la región que debutan en el cine con esta película. El director se concentra en presentar el espacio, embellecido con imágenes pictóricas cuando describe el paisaje, pero repulsivo cuando se acerca a  las casas en las que malviven sus habitantes, a mí me retrotraía a las formas de vida de la Galicia rural de mi infancia, con pocas comodidades, escasa cultura y afortunadamente hoy desaparecida. Lo de menos es la historia, lo que importa es la atmósfera.

Ghadi, de Amin Dora

Todavía dan Ghadi en los cines Yelmo, nosotros la vimos el 2 de agosto en los Renoir, y pese a estar entre las mejores en cuanto a crítica, ya creía que no estaba en la cartelera. Es una película libanesa que tiene la peculiaridad de que uno de los papeles protagonistas lo hace un niño con síndrome Down. Es una fábula, un cuento, y como tal hay que verla. Cuenta que un niño que era para los vecinos de su barrio una especie de maleficio, gracias al amor y al ingenio de sus padres se convierte en lo contrario, en la encarnación de la bendición, los milagros y las esperanzas. Como escribía Alberto Bermejo en Metrópoli (cuatro estrellas), lo peor es la carga moralizante, el ejercicio de buenismo, que escribía Jordi Costa. Película para toda la familia, un poco simplona, pero con el encanto de que anima a creer en las virtudes, aunque escondidas, del ser humano.