domingo, 9 de marzo de 2014

Her. Dir. Spike Jonze

El guión, también del director, ha sido premiado en los Oscar y los Globos de Oro.
Es un película de más de dos horas y en ellas asistimos a una historia de amor, con la peculiaridad de que la chica es un sistema operativo de inteligencia artificial. Puede que se convierta en una película de culto, no de las raras y difíciles, sino de las que gustan a la gente (el cine estaba lleno) por presentar un mundo futuro, pero asumible. Tal vez no esté tan lejos: paisajes urbanos futuristas, limpios, apolíneos, como abstractos, rascacielos, pero también pasillos de metro, zonas comerciales y la gente que pasa hablando a un aparato.
En esta película, la sociedad que representa no hay lucha de clases, parece que no existe el paro, el hambre, la inmigración, la delincuencia; sólo hay problemas individuales, de relación. El hombre, y la mujer, es incapaz de establecer relaciones afectivas con otro, por lo complejo que es formarlas y mantenerlas, y la solución son estas voces que nos atienden en los móviles y los ordenadores. Nos conocen muy bien, están pendientes de nosotros y además se muestran afectivos. Incluso se puede practicar sexo, sin contacto físico. Parece que ese futuro está a la vuelta de la esquina. La voz de Scarlett Johansson es imposible de igualar. De ella nos enamoraríamos seguro, aunque no supiéramos lo estupenda que está en la realidad.
Lo que opina Ana:
Interesante incursión en una ciencia ficción muy creíble y cercana. Buen guión, buena interpretación, imprescindible verla en versión original, ya que la voz de Scarlett Johanson  dando vida a la inanimada Samantha, es intraducible, no se puede versionar, está llena de matices, es sedosa y envolvente, realiza un trabajo imprescindible en la película. A pesar de la atmósfera futurista, nos movemos en el campo de unos sentimientos que no han variado, las grandes pasiones humanas permanecen inmutables como verdades universales, desde el principio al fin de los tiempos. Bajo el aspecto de comedia, se encierra una gran tristeza y soledad.

viernes, 7 de marzo de 2014

La gran estafa americana. Dir. David O. Russell

La película tuvo un éxito grande en los Globos de Oro, que luego no se vio refrendado en los Oscar.
A mi me ha parecido normal, se ve y ya (Boyero escribe que es una gran estafa cinematográfica). La historia de ellos dos, Christian Bale y Ami Adams, estafadores en un ámbito conocido, sin sobrepasar los límites que dominan, está bien contada, pero no atrapa. Dice el director que es el poder del amor, el embrujo de estar enamorado, lo que quiere reflejar. Luego, al entrar un policía ambicioso del FBI en su círculo, la situación adquiere derroteros nuevos y la película no gana, se difumina sin cobrar más impulso. La aparición de Robert de Niro como un jefe mafioso nos recuerda a sus mejores interpretaciones, aunque la escena no sea muy allá desde el punto de vista cinematográfico. Destacar la belleza apabullante de Jennifer Lawrence y la banda original, con canciones de los setenta, todas conocidas, pero que no pesan en el desarrollo de la historia, están bien utilizadas.
Lo que opina Ana:
Ritmo ágil siguiendo al dinámico guión, buenas interpretaciones, personajes con claroscuros, nada  maniqueos. Puede resultar a veces un tanto confusa, pero te dejas llevar  y pasas un buen rato siguiendo los pasos de sus protagonistas.

La mujer del chatarrero. Dir. Danis Tanovic

Este tipo de películas sólo pueden ser premiadas en Berlín.
El director rueda con los personajes reales la versión de la película, y en Berlín le dan al protagonista el Oso de plata al mejor actor. ¿Qué habrá hecho el gitano a partir de ese momento?
La película es sencilla, no tanto de hacer, porque tiene siempre el riesgo de ser un petardo, sino de contar. No hay un tema complejo. Una familia necesita dinero para que el aborto natural que ha tenido la mujer pueda ser operado (un legrado), y no lo tienen. Es retratar la pobreza, pero no la delincuencia ni la marginación, la pobreza llana. Me acordaba de los inmigrantes a los que el gobierno de Rajoy ha quitado el derecho a la asistencia sanitaria; pues igual, pero en Bosnia y con gitanos.
Había poca gente en el cine; no son películas para multitudes.
Además nos regalan la visión de "La minerita", un documental (ganó el Goya este año) de Raúl de la Fuente, que es más duro y realista que el chatarrero y su mujer. Las protagonistas viven en Bolivia,en el Potosí. Habría que verlo en los institutos y después pensar en las vidas de unos y otros.

La venus de las pieles. Dir. Roman Polanski

Se parece bastante a "Hijos de un dios menor", tiene el mismo formato teatral, incluso ésta en concreto se rueda en un teatro. Se basa en la interpretación de unos pocos personajes, aquí sólo dos, y aunque la cámara se encarga de agilizar los encuadres, los movimientos y la progresión dramática, el texto es fundamental y la interpretación imprescindible, y en esto último, Emmanuelle Seigner está inconmensurable, cambiando los tonos, los registros, el significado de su personaje.
Un deleite poder disfrutar de estos juegos de seducción y dominación.
Lo que opina Ana:
 Espectacular duelo entre dos grandes actores, Emmamnuelle Seigner y Mathieu Amalrich. Como en su  anterior película “un Dios salvaje”, Polanski vuelve a recurrir a una obra teatral para llevarla al cine y  contárnosla con una visión cinematográfica. En esta ocasión hay solo dos actores sobre el escenario, el  espacio se cierra aún más, con un espectacular comienzo dirigido por una música inquietante que nos guía por  un bulevar  francés en medio de una noche inhóspita, amenazante, con viento y tormenta, la cámara nos  conduce hacia  el  claustrofóbico escenario de la película, un pequeño teatro en el que ya sólo queda para  apagar las luces y echar el cierre, el director del nuevo proyecto, enfadado tras una larga jornada de casting  sin resultado alguno.
 En ese momento aparece con toda la fuerza del vendaval que hemos visto en la calle solitaria, la protagonista  de la película, Vanda, una Emmanuelle Seigner  que se adueñará de la película con su extraordinaria actuación.  Entre los dos actores nos regalarán una íntima sesión teatral, en la que nos sentiremos como espectadores  especiales, sin butaca en el teatro, observándolo todo desde la visión que le da un intruso, el director de cine.
 Hay ambigüedad en la tensión dramática, en el juego entre los caracteres teatrales y los actores que van  introduciendo su propia personalidad en la prueba, en el ensayo. No se sabe bien de dónde sale esa fuerza de  la naturaleza que es Vanda, ni qué busca, pero no importa.
Esp