Reconocer los méritos de una película es quedarse hasta el final, viendo pasar los títulos de crédito, muchas veces, como en esta, listas interminables de nombres.
La tensión, aun sabiendo el desenlace, es tremenda. Es la mejor virtud de una realización a veces trepidante, compuesta de múltiples visiones, de continuos cambios de plano y de situación, de tal manera que cuando la cámara reposa un poco, la reunión de los huidos en la embajada canadiense, te parece que el ritmo decae.
Puede que tenga alguna cosa criticable. Javier Ocaña se refería a los cliclés de los últimos 20 minutos, sublimando el valor del protagonista (el propio Ben Affleck, que con una caracterización de duro, inmutable a las emociones, no está tan mal como dicen, en un reparto de actuaciones en general muy buenas) y la angustia del desenlace. Yo pienso más en el final, un tanto almibarado, volviendo al seno familiar como la oveja descarriada, después de haberse jugado la vida por su país. Creo que podría haber acabado antes la película, cuando todavía estábamos suspendidos en el asiento por el climax final de la historia del rescate de estos diplomáticos norteamericanos. Bien reconstruida, estupendamente ambientada, es una película política, sin una tesis clara (no antinorteamericana, desde luego), pero con un claro espíritu de reconstrucción histórica: la crisis de los rehenes de 1979, en la era Carter, recién llegado Jomeini.
Lo que opina Ana: Ritmo trepidante, ambientación cuidadísima, guión perfecto, grandes interpretaciones, especialmente las de algunos actores secundarios, como la de Bryan Cranston (el jefe del protagonista), Alan Arkin (el productor de Hollywood) o la de John Goodman (el creador de máscaras y maquillajes especiales también en Hollywood). La trama está presentada con claridad, no te pierdes en ningún momento, la tensión va creciendo y yo al final no podía continuar sentada en la butaca del cine, teniendo que levantarme para manejar la inquietud y ansiedad que sentía dando algún que otro salto al fondo de la sala. Te la crees de principio a fin.