La apuesta de Pablo Berger es valiente y arriesgada, independientemente de que The Artist le haya robado la iniciativa. Escribir y dirigir una película en blanco y negro y muda tiene mucha osadía. Cuando Carlos Boyero la vio en el festival de S. Sabastián escribió que, sin restarle méritos, no le había emocionado como The Artist. Ami me ocurre lo contrario, me parece más veraz, más sentida, menos artificiosa Blancanieves. Pero comparten un defecto las dos, se hacen demasiado largas. Blancanieves tiene una estética expresionista, pasada por los tópicos y miserias de la España de comienzos de siglo, sólo falta el olor a mierda y las moscas. Su narración es virtuosa (a veces peca del efecto de continuidad en las formas: la luna-la hostia de la primera comunión). Su ambientación es como si fueran estampas de esos años. La labor de maquillaje y vestuario es magnífica. Maribel Verdú encarna la mala madrastra con vicios ocultos y un sadismo y crueldad patéticos. Ángela Molina es la abuela cariñosa y vigilante, alegre de faralaes. Todos los tópicos, pero no molestan, forman un conjunto entre tiñoso y luminoso, de ricos patios y de plazas de toros con espectadores desdentados y boina. Y eso que, como escribe Yago García, no llega a las últimas consecuencias en su dramatismo y crueldad.
Esta estética va llenando nuestra vista y nuestras sensaciones y llega un momento que no nos cabe más, estamos saturados. Yo empecé a perder concentración cuando la abuela de Carmencita sale de la historia. Hasta ahí hasta al gallo Pepe le encontraba un sitio, luego ya todo se hace más forzado, y queda mucho por contar. De todas formas, no ir a verla seria un crimen.
Lo que opina Ana:
Espectacular arranque del cuento, con una impecable estética expresionista y una fotografía e iluminación logradísimas. Todo son elogios a la interpretación que hace de la madrastra Maribel Verdú y la verdad es que se come la pantalla cada vez que aparece, y aparece mucho. Por aquí ninguna pega, ambientación, clima, atmósfera e interpretaciones logradísimas, pero lo que prometía ser una joya impecable, se va desangrando. A mí me aburre, me resulta larga, se me escapa la emoción que me produjo al principio y estoy deseando que se acabe.
Lo que opina Ana:
Espectacular arranque del cuento, con una impecable estética expresionista y una fotografía e iluminación logradísimas. Todo son elogios a la interpretación que hace de la madrastra Maribel Verdú y la verdad es que se come la pantalla cada vez que aparece, y aparece mucho. Por aquí ninguna pega, ambientación, clima, atmósfera e interpretaciones logradísimas, pero lo que prometía ser una joya impecable, se va desangrando. A mí me aburre, me resulta larga, se me escapa la emoción que me produjo al principio y estoy deseando que se acabe.