Ganó todos los premios del Festival de Málaga y, en general, las críticas han sido buenas, pero con algunas pegas. Destacan los críticos la "credibilidad" de los ambientes (Javier Ocaña). La directora para conseguirlo trabajó con personas reales, no actores, en algunas secuencias, por ejemplo cuando debaten los profesores qué hacer con Alex, el alumno "disruptivo" del Instituto Montserrat Roig. Algunos críticos opinan que esta película debería pasarse por los institutos para mostrar la situación real de algunos chicos a esta edad.
A mi me pareció exagerada, aunque no imposible de darse. Las familias de los protagonistas están tocadas, es decir, viven situaciones difíciles, no todas de índole económico. En todos los casos los chicos no encuentran su sitio, fracasan en algún aspecto de su vida y encuentran refugio lejos de sus familias. Es cierto seguramente que en algún momento de su periplo vital, los jóvenes tienen los modelos a seguir fuera del círculo familiar, y ahí es echar la moneda al aire y esperar que caiga de cara, porque como lo haga de cruz es muy difícil reorientar las relaciones. Esa es la coincidencia más importante que tengo con la película, que no ofrece respuestas, porque tal vez no las haya, pero se tienen que buscar. El final, sin ser imposible, nada lo es, fuerza hasta el extremo el caos interior de estos jóvenes. ¿Cómo valorarla? Como película, imperfecta; como testimonio, interesante; como asunto de debate, a mi los 15 días, llegados a ese punto, me parecen pocos.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Una película que se pierde en sí
misma, no sabes bien lo que quiere decir, ni a dónde aspira a llegar;
descorazonadora visión de unos adolescentes con pocos principios. Mucho tópico
y poco análisis consistente de una situación que resulta extraña e
incomprensible. A la inspectora de mi instituto le ha encantado, ve en ella un
certero retrato de nuestra realidad, afortunadamente yo no lo creo.