
El cine de autor tiene riesgos que uno debe asumir; unas veces aciertas y te gusta, y otras crees que te han estafado. Esta película pertenece al segundo grupo para mi.
Lo peor de todo es el destino trasncendente de este Robinson negro, inexpresivo, que llega a España a cumplir una obligación procedente del más allá, del Padre. Este fin y su explicación son tan ambiguos e impostados, que lastran todo lo demás. Lo mejor son las secuencias de la vida real, en un invernadero de Almería, y en una fábrica de explosivos en Vitoria.
Me pregunto cómo el documental de José Luis Guerín pasó a hurtadillas ,en un solo cine de Madrid, y éste lleva dos semanas en una sala de los Cines Renoir. Esta película es de filmoteca o de cine club y para cinéfilos con gustos muy amplios y poco exigente, para los demás es difícil digestión. Lo dicho, de autor.
Lo que opina Ana:
Como dice su director, se trata de una película simbolista y como tal no hay quien la entienda. A mí me resultó cargante, no consiguió transmitirme lo que, al parecer ,pretende ,una visión de la inmigración desde una óptica respetuosa con las culturas ancestrales de los inmigrantes.
Lo que opina Ana:
Como dice su director, se trata de una película simbolista y como tal no hay quien la entienda. A mí me resultó cargante, no consiguió transmitirme lo que, al parecer ,pretende ,una visión de la inmigración desde una óptica respetuosa con las culturas ancestrales de los inmigrantes.