miércoles, 6 de julio de 2011

El Padrino. Dir. F.F. Coppola



Gracias a los cines Verdi se puede ver esta película como es debido, en pantalla grande.

Toda la secuencia del baile con la que se inicia es extraordinaria, mezclando el exterior de la ceremonia, la fiesta, con el interior, en penumbra, donde se anudan alianzas y brilla en todo su esplendor Don Vito, un Brando increible. La otra secuencia de antología es la del bautizo, al final, con la misma técnica, algo tan inocente y primigenio como un bautizo, mezclado con la medida y calculada eliminación de los adversarios, vida y muerte al mismo tiempo. Lo que hay entre medias son, podríamos denominarlo, "entremeses", por ejemplo, la estancia en Italia de Michael. Los personajes tampoco están todos interpretados de la misma forma y bastantes responden a un cliclé, así cada hermano tiene su identidad sin evolución, salvo Al Pacino, al que se le reserva el protagonismo futuro. Hay que tener en cuenta que la película dura casi tres horas y no te pesan, aunque todo no puede ser perfección.