viernes, 1 de abril de 2011

Mademoiselle Chambon de Stéphane Brizé.


Lo que opina Ana: Una historia de amor contada con más silencios y miradas que con palabras. El director va bosquejando el argumento y los sentimientos de sus personajes con parsimonia, recreándose en los planos, haciéndonos sentir el tiempo. No sabes cómo se va a resolver el conflicto, pues los propios protagonistas saben que lo suyo es imposible aunque les quede siempre la última esperanza, la del triunfo de la locura. Está bien contada y estupendamente enmarcada por la música, también protagonista principal de lo que pasa. Todo lo resume al final, acompañando a los títulos de crédito, la voz de Barbara cantando "Septembre (quel joli temps)".

Emilio: Una sala casi vacía, este es el futuro de esta película intimista y tan francesa en narrar sucesos de la vida cotidiana que pueden cambiar una vida o dejarla igual, pero contados de una forma nada estruendosa. Escribe Yago García en On Madrid que podía acabar con la paciencia de un monje tibetano. No es para tanto. Es difícil de creer el surgimiento de la atracción, más si de lo que se trata es amor (más comprensible si fuera deseo, simplemente). Como lo quiere elevar a algo superior, el director usa las miradas y los silencios para que el espectador se vaya percatando de la hondura espiritual del encuentro. Menos mal que una vez hechos públicos los sentimientos, la resolución mantiene el tono discreto y está bien desarrollada. Es curioso el papel de sumisión y aceptación del otro vértice femenino del triángulo. En definitiva, a mi me gustó más su anterior película, "No estoy hecho para ser amado".