
Discutían en la radio Boyero y Rioyo sobre la calidad de la película. El primero la consideraba una obra maestra; el segundo, un tostón. Yo creo que ni una cosa ni otra, pero estoy más cerca de Boyero. Es una buena película. La única cosa que cabe preguntarse es qué habría pasado si el director hubiera decidido contar menos cosas. Hacerla más corta. Hay varios episodios sobresalientes: la casa de ancianos cuando es depositado el niño y su madre adoptiva se hace cargo de él (magnífica Queenie-Tarij P. Henson-,adorable y maravillosa); la primera historia de amor, la de la señora Elizabeth Abbot (Tilda Winton). Está más centrada y es más redonda que la segunda, la grande, la central. En ese hotel con aquel nombre invocador "Palacio de Invierno", en la lejana y heladora Laponia (Murmansk) se vive una pasión que se sabe que va a plazo fijo, pero no por eso es menor. Y, finalmente, la historia con Cate Blanchet (Daisy). Está preparándose desde el principio de la película y llega cuando ya ha pasado bastante más de la mitad. Se prolonga, no es que tarde en llegar, sino que se extiende demasiado, cuando ya sabemos que está próximo el final. Ese tránsito está resuelto a menor nivel. El final vuelve a la altura anterior, con la tierna y casi metafísica imagen de Daisy sujentando en brazos al bebé Benjamin. A partir de ahí, lo demás sobra, incluso ese reloj mecido por las aguas, metáfora final que cierra la imagen del principio con aquel extraño Sr. Pastel y su peculiar reloj.
Lo que opina Ana:
Le han criticado su largo metraje, pero a mí no me sobró nada de esta película que vi con agrado de principio a fin. Me encantó la descripción de su casa-asilo, la recreación de sus personajes de cuento, las historias fragmentadas de su vida, sus experiencias, sus amores, para acabar llegando a la historia amorosa central que se iba haciendo cada vez más dolorosa e intensa por la realidad que imponen los tiempos cambiados, todo es igual de efímero, se camine hacia adelante o hacia atrás. Deliciosa la madre negra, bellamente interpretada por Taraji P. Henson. Brad Pitt consigue una excelente interpretación en su metafórico personaje, así como Cate Blanchett y en general toda la coral de buenos intérpretes que van dando vida a estos entrañables personajes.