domingo, 12 de noviembre de 2017

Handia. Dir. Aitor Arregui y Jon Garaño

Seguramente sea lenta y le falte ritmo, aunque lo que más desajustado me pareció fue la grandilocuencia en la forma de narrar, sobre todo visual: esas tomas aéreas de los paisajes casi como si fuera un documental, ese afán de postal de pueblos, ciudades y calles no encaja bien con la historia, una historia triste de dos fracasos, el de los dos hermanos, uno porque le agrede su propio físico, el otro porque su mente no le deja asentarse en ningún sitio. Tal vez necesitaba un relato más íntimo, más sentido. De todas formas se ve y se oye bien (el euskera es duro de oído). Han hecho un gran esfuerzo económico para reproducir las escenas de guerra (de la primera carlista), de vestimentas, formas de vida y ambientación general. Tal vez, incluso, peque de ello.
Lo que opina Ana:
La historia de un gigante convertido en atracción de feria, ésta es la historia que Handia nos presenta. Estamos en la España isabelina, en una España en la que el carlismo ha sido derrotado y vamos a transitar en medio de aquella sociedad contemplando desde las duras condiciones de vida en los caseríos vascos hasta la modernidad de la corte, viajando a Inglaterra, Francia y Lisboa, moviéndonos con el carromato de los feriantes. Los paisajes serán protagonistas, quizá en exceso. Lo que más me ha gustado es la recreación de la época, lo que menos el ritmo a veces cansino. La historia avanza y retrocede jugando con los tiempos, desvelando poco a poco el destino de sus protagonistas. El euskera entona bien sus realidades y ese duro mundo rural privado de futuro.