Los hermanos Dardenne a la carga otra vez. Nos cuentan ahora una historia escueta y a la vez profunda. Escueta porque hay pocos personajes y prácticamente un solo escenario, Lieja periférica. Y profunda porque una persona asume una culpa y una obligación que no tiene y eso le lleva a no cesar en la búsqueda de su propia redención, al dar nombre a una persona muerta a la que podría haber salvado. La protagonista, una médico joven, es la que con una voluntad inquebrantable trata de dar una dignidad humana mínima a una mujer negra inmigrante. Tal vez en este relato a los Dardenne se les haya ido un poco el sentido de la medida y cedan a situaciones a veces inverosímiles, pero su cine siempre es interesante.