Me llama la atención que haya ganado el Oscar a la mejor película extranjera, porque no es una película comercial. Ambientada en Irán, como casi toda su obra, tiene como motivo principal el trastorno de comportamientos y sentimientos que provoca en una pareja la agresión sexual que sufre la mujer estando en su casa, cuando entra en ella un desconocido.
La narración se desenvuelve en varios escenarios, el de la casa donde vive este pareja, el del teatro donde están representando la obra de Arthur Miller "Muerte de un viajante", y el instituto donde trabaja dando clases el protagonista. Está bien interpretada, de una manera naturalista, sin forzar dramatismos, eludiendo y dejando en elipsis los episodios más duros. Me gustó cómo actúa la mujer protagonista, Rana. La película deja muchas cosas sin cerrar, desde el tipo de agresión , hasta el desenlace de la propia pareja y del agresor. Está bien desarrollada por un cineasta que sabe contar historias y entrar en los mundos interiores de los personajes.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Juega el director con dos ambientes,
el del teatro, los ensayos, la preparación del estreno de “Muerte de un
viajante” y el de la vida de la pareja protagonista fuera del escenario. Dos
mundos antagónicos y sin embargo, conectados a través del sentimiento trágico
que nos van a relatar. Dos realidades lejanas, la vida en Teherán, caótica,
derrumbándose y construyéndose a la vez, y la de ese viajante estadounidense al que acecha la muerte. Y saltando
entre los dos mundos, teje una historia
que no tiene fronteras, posible en cualquier lugar y que deja abierta para que
sea el espectador quien decida, quien imagine lo que ocurrirá con sus
personajes. Taraneh Alidoosti, es Rana la protagonista, compone su personaje
con maestría transmitiéndonos con su mirada muchos sentimientos diferentes. En
esta ocasión hay que destacar también la actuación de un niño con un papel
secundario pero que llena de luz la pantalla cuando le toca aparecer,
representa al hijo de una de las actrices del grupo de teatro. Me alegro de que
le hayan dado el óscar a la mejor película de habla no inglesa, aunque detesto
que el director no haya podido acudir a recogerlo por la nueva política de
extranjería que está imponiendo el zapador Trump en un país que quiere revivir
los tiempos de la caza de brujas.