sábado, 9 de abril de 2016

Nuestra hermana pequeña. Dir. Kore-Eda

No tiene el misterio de otras películas de Kore-Eda. En algunos momentos parece un poco simplona y casi de cuento infantil, pero se ve bien, aunque te deja la sensación de que podría ahondar más, desarrollar con más detalle la relación entre padres e hijos, las obligaciones mutuas, las decepciones, las separaciones. Sí dedica tiempo a presentarnos la presencia de la muerte y sus rituales, pero muy suavemente, nada dramático, un poco estilo zen.
Jordi Costa esta posible cursilería la interpreta como sabiduría; no estoy tan seguro. Desde luego la historia sabe contarla, pero sin riesgos.
Me llamó la atención la elegancia y suavidad del comportamiento de los personajes, sus movimiento, por ejemplo cuando se levantan del suelo lo hacen como el tallo de una planta, sus discusiones parecen diálogos. No sé si será así la realidad cotidiana.
Lo que opina Ana:
El  guión no explota las posibilidades de una historia que se queda sin fuerza La película es demasiado lenta, le falta ritmo y empuje. Tengo que decir que no había cenado y pasé mucha hambre porque los personajes comen mucho durante la película. Las tomas que presentaban  costumbres japonesas referentes a su gastronomía,  sus ritos funerarios  y una en la que las hermanas restauran un biombo de papel fueron las únicas aportaciones interesantes en una película sin mucho fundamento.