lunes, 6 de abril de 2009

un cuento de navidad


Jordi Costa en El País escribía que las tres horas de metraje son comparables a devorar un gran novelón, "gratificante inyección en vena", en Metrópolis le dan cuatro estrellas, y a Ana no le gustó: "me quedo con Julia".

Iba como favorita a los últimos premios César y se llevó uno solo, el del padre de la familia.

El problema no es que sea un poco desmesurada, es que se vertebra en torno a odios poco creibles: el de la madre con su hijo, porque no es compatible biológicamente para hacer un transplante a otro hijo enfermo, pero la madre el rechazo lo lleva con espíritu deportivo, snob. El otro odio es entre hermanos, sin saber por qué. A partir de esto se desarrollan las historias y se ven con gusto, sin entusiasmos. Desplechin, el director, a pesar de lo que podíamos pensar al principio, termina bien la historia, la familia funciona.
Lo que opina Ana
En esta ocasión las críticas hablaban maravillas y derrochaban estrellas en su calificación; desafortunadamente no coincido en nada con esas vanaglorias, nada que objetar a su técnica, a su interpretación (en el reparto intervienen grandes figuras de la escena francesa) pero me resultó soporífera, no me interesaba nada de lo que pudiera ocurrirle a esa familia, tuve que contenerme para no irme a dormir a casa. Pretenciosa, grandilocuente; para decirlo en francés: un vrai navet.