lunes, 6 de abril de 2009

lejos de la tierra quemada


Aquí está la película del guionista Guillermo Arriaga, la otrora pareja de Iñárritu. Es curioso, Carlos Boyero la encuentra "hermosa, tensa y en algún momento emocionante", y a la de Almodóvar, tediosa. En fin, gustos y caprichos.

Esta forma de contar, cansa; no es un modelo que pueda repetirse de forma interminable. Creo que este es el primer inconveniente; pero el mayor es que fuerza tanto el guión, él que es guionista, que todo, todo lo que sucede tiene trascendencia, no te da un respiro, cada minuto es una vuelta de tuerca más hacia lo inverosímil. De tal manera que lo que hace que una vida normal se despeñe y entre en lo extraordinario y roce la tragedia o caiga en ella, que es el azar, lo inesperado, lo fortuito, aquí no existe. Lo que ocurre está guiado como si fuera predistinación, el destino. Son seres sin arbitrio, están marcados por la culpa.

No es lo mismo ser director que ser guionista y aquí se desmuestra. Al espectador hay que darle un respiro, sino se ahoga.
Lo que opina Ana:
No se puede repetir siempre la misma fórmula, acaba perdiendo su frescura y capacidad de sorpresa, para pasar a convertirse en un..."otra vez este mareo de ir dando saltos narrativos" Nadie duda de que Arriaga es un excelente guionista, rozó la perfección en "Los tres entierros de Melquíades Álvarez" pero está muy lejos de dominar la dirección; este primer fruto de su divorcio con Alejandro González Iñárritu hace añorar al director que sabe poner freno a los excesos del guionista. Aquí no se produce ese acorde perfecto entre los distintos tiempos narrativos conseguido en "Babel" o en "Amores perros", suenan, en cambio, muchas notas desafinadas.