viernes, 24 de octubre de 2008

Happy (un cuento sobre la felicidad)


Esta es una película de momentos. Ni mucho menos la película del año, pero se agradece verla, porque el personaje de Poppy (Sally Hawkins) tiene una actitud tan optimista que crees que, o está tonta, o eres tú el que ve las cosas de forma poco entusiasta. Es verdad que es mejor conocer a Poppy en el cine que en carne y hueso, porque en este caso a lo mejor te ponía de los nervios, pero no hace mal a nadie, al contrario, quiere ir iluminando algo la existencia de los demás. A Carlos Boyero le parecía un ser estrangulable, la protagonista más irritante de los últimos años (desde luego no es una nueva Amelie). Ya he dicho en otro comentario que está Boyero muy exigente. No creo que pueda negar que alguna de las secuencias en el coche del monitor de autoescuela son bastante buenas (¿cómo llama al espejo retrovisos?), y que la de la clase de flamenco es casi redonda. Después hay otras un poco tontunas, pero con esas dos o tres te das por contento. Eso sí, el inglés de Poppy no está al alcance de cualquiera.
Lo que opina Ana:
Comedia con contenido social, en la que a partir de un planteamiento ligero se va ahondando en aspectos más serios: la violencia, la soledad, la despersonalización que sufrimos en medio del ajetreo de las ciudades, el maltrato; entre todos esos vericuetos se mueve la protagonista, siempre alegre, liviana, desvergonzada en su lenguaje, estrambótica en su apariencia, muy alejada por sus comportamientos de su status de maestra. A veces resulta exagerada, confusa (el encuentro con el vagabundo) otras veces, sin embargo, logra momentos antológicos como sucede en las clases de flamenco; lo mejor son los excelentes trabajos interpretativos de la protagonista y del monitor de autoescuela, enfrentados en un duelo conseguidísimo.

quemar después de leer


Está Carlos Boyero exigente. Al menos tiene la ventaja de que sus críticas las entiende todo el mundo, no como alguna de otros, sin ir más lejos en su misma casa, que no hay quien sepa si les ha gustado, si no, o todo lo contrario. Pues, según Carlos Boyero, la comedia no es la especialidad de los Coen. Puede ser, pero tampoco lo hacen tan mal. Bueno, yo me alegro de que sea la película más vista de la semana pasada, eso dice mucho de los espectadores, aunque sea por una vez.

A mi me parece que el guión es de especialistas, que los dialogos están perfectamente en su sitio y con su personaje, que la cámara te facilita la comprensión de la historia, sin forzar, sin virguerías. Ya me gustaría a mí ver una película como esta todas las semanas, aunque no llegue a la excelencia, que tampoco era completa, de "No es un país para viejos". Además ver a Brad Pitt de chico atontado, que se cree un listo, metido en negocios de alto espionaje tiene una gracia especial.
Lo que opina Ana:
Un buen guión para una disparatada comedia muy bien resuelta por los actores, todos están estupendos en sus papeles de gente mediocre. Se pasa un buen rato y nada más, pero es que tampoco persigue otra cosa la película.

jueves, 23 de octubre de 2008

los limoneros


Otra película testimonio que no verá mucha gente. Es extraño que en una zona tan vigilada, tan sometida a controles, con muros infranqueables, se oigan los aullidos prolongados y penetrantes de los lobos. En la soledad de la casa de la viuda de los limoneros (Salma- Hiam Abbass), esos aullidos la acompañan, quizá porque le hagan soñar en una libertad que ella no tiene.

Es una película que da por descontado el sometimiento caprichoso, cerril, prepotente y absurdo de Palestina por Israel, pero con eso se cuenta, y está. Lo interesante es que no se queda ahí y muestra la sociedad machista palestina, hombres que vigilan, hombres que no hacen nada, hombres que gobiernan las vidas ajenas que luchan por lo justo. Es más forzada la historia de la mujer israelí (Mira Navon). Su marido, el ministro de Defensa israelí, es un capullo y ella tiene la valentía de darse cuenta y actuar, y eso le acerca a la viuda palestina.

Historia de mujeres, resistencia pacífica. Ojalá llevara a algo. De momento en el equipo de rodaje y en el de actores hay palestinos e israelitas ( y de otras naciones). Es como la orquesta de Baremboim, una muestra de interculturalidad a favor de la paz. La película va por ese camino, y merece la pena verla.
Lo que opina Ana:
Un campo de limoneros nos sirve para entrar en la terrible realidad del desencuentro entre árabes e israelíes y además para plantear otros problemas, otras situaciones, ya que la película también habla de la condición femenina, de la soledad, de las querencias personales, del amor a la tierra, de la nostalgia por épocas más felices en la vida, y de fidelidades como la del viejo agricultor hacia la protagonista, una mujer capaz de enfrentarse contra todos por defender lo único que da sentido a su vida: su plantación de limoneros.