Lo peor fue no darle un broncazo al individuo que desde la fila de atrás, la última, ponía sus pinreles en el respaldo del asiento delantero, dos más a la derecha de donde yo estaba. Por no amargarme el cine, y al final lo sientes más. Me ha pasado más veces, y eso que estábamos cuatro. Un tonto fui.
El caso es que la película me pareció larga y lenta, un poco de cartón en la reconstrucción histórica, melodramática en exceso y preciosista donde no lo tenía que ser, en el sufrimiento y la tortura. El comienzo ya avisa: eso de historia real y los ruidos como amenazantes antes de ver la primera imagen no aventuran cosa buena. Te parece que la se han desaprovechado historia (la de la colonización japonesa de Asia y parte del Pacífico) y materiales (la toma de Singapur y la construcción del "tren de la muerte"). Al menos puede ser un aperitivo para luego volver al cine clásico y ver "El puente sobre el río Kwai".