
La frase de Shakespeare con la que se inicia la película resume la filosofía de esta pesimista película de Woody Allen: "La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia, que no significa nada".
Si en el Sueño de Casandra retrataba la maldad, aquí los personajes nos muestran sus miserias. Ninguno sale bien parado, a todos se les notan los arañazos de la vida, y para curarlos hacen lo que se les ocurre y aguantan como pueden, con otras heridas y más engaños. Esto es esta aparente comedia, excelentemente narrada, con la mezcla justa para cada historia. El título, tanto en inglés como en español, es tontorrón e inmemorizable.
Si en el Sueño de Casandra retrataba la maldad, aquí los personajes nos muestran sus miserias. Ninguno sale bien parado, a todos se les notan los arañazos de la vida, y para curarlos hacen lo que se les ocurre y aguantan como pueden, con otras heridas y más engaños. Esto es esta aparente comedia, excelentemente narrada, con la mezcla justa para cada historia. El título, tanto en inglés como en español, es tontorrón e inmemorizable.
Lo que opina Ana:
Tras varios intentos fallidos de ver otra película acabamos en la sala viendo la última de Woody Allen, no es que se tratara de un último recurso a la deseperada, por supuesto que estaba en nuestra agenda, pero parecía que no era el día que le correspondía. Aún así siempre te sientas pensando que vas a encontrarte con una buena historia, que quizás te rías y que quizás la historia siga creciendo cuando ya hayas dejado de verla. Y así fue, mi primera impresión fue la de haber visto otra obrita menor, bien contada, bien interpretada. Con la lejanía de los días le voy encontrando más aciertos, más ironía y acidez a la aparentemente frívola presentación de sus personajes; hay mucha amargura en la visión de las relaciones humanas, las más cercanas, las que parecen más firmes y necesarias, se tambalean en la cuerda floja. Es un film muy pesimista en el que sólo se da un respiro a los más ilusos; los demás personajes acaban corrompidos por sus propios egoismos.