Las tragedias las olvidamos demasiado pronto, sobre todo si no nos afectan directamente y suceden lejos. Para que no ocurra eso, para que recordemos, para que aprendamos y reflexionemos, esta película es necesaria, y yo si siguiera ejerciendo de profesor haría, del modo que fuera, que mis alumnos la vieran.
Sucedió en Noruega, en una isla cercana a Oslo, la que da título a la película, un 22 de julio de 2011. Un chalado de extrema derecha asesinó allí a 69 personas, jóvenes la mayoría, pertenecientes al Partido Laborista Noruego, que estaban haciendo un campamento. Fue una cacería humana.
El director se ha propuesto con buen criterio que estemos allí siguiendo la angustia de una chica, Kaja. No nos separaremos de ella. Según avance la película, de la que se ha comentado bastante que un plano secuencia completo desde el inicio, aunque el director ha puntualizado que hay algún corte, velaremos para que no le suceda nada.
El director no hace concesiones, aunque casi nunca usa la más visible tragedia, no hace falta. De visión obligada, y más para los jóvenes como los de la isla.
PUNTUACIÓN: CUATRO ESTRELLAS (como en Metrópolis)
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Estremecedora historia basada en
relatos de algunos de los jóvenes que vivieron la tragedia de Utoya el 22 de
julio del 2011. Centra el relato en una de las chicas participantes, una
abnegada y comprometida participante que es un personaje ficticio, como todos
los que aparecen, salvo el asesino, del que sólo vemos la sombra y escuchamos
su mortífera carga contra esos jóvenes indefensos. A través de los ojos de la
protagonista, sin salir nunca de su mirada, los espectadores participamos en el
horror de aquella jornada. No desfallece en ningún momento, relata con nervio y
angustia lo que allí sucedió. Debería ser de obligada visión en estos tiempos
de crecimiento imparable de la derecha en el mundo occidental.
Vista el 30 de julio del 2019
Vista el 30 de julio del 2019